En cuanto a conocimientos somos esferas. Conocimiento y auto conocimiento es lo mismo. Es el auto el origen y capacidad de todo conocimiento (lo que Kant llamó el a priori). Pero, si queremos expresarnos lógicamente lo a priori no basta… o sobra. Porque lo que se conoce es producto de lo que se puede conocer, es decir: es una capacidad innata, que si bien puede ser disciplinada y enriquecida en cuanto a sus facultades, nada que no posea por sí misma puede llegar a desarrollar plenamente. Conocimiento y auto conocimiento es lo mismo, es decir: es el radio de nuestra propia esfera y sus facultades; y, frente a un radio de mayor longitud, o, mejor aún, frente a todo conocimiento expresado que esté fuera de nuestro propio radio, más allá del alcance del mismo, sólo podemos reacciona mediante la negación o la duda; actos ambos que no son más que intentos por asimilar todo aquello que esté fuera de nuestra capacidad innata, propia, posible de ser experimentada. Kant negó a Swedemborg, por ejemplo. Olvidó Kant que todo aquello que esté fuera de nuestra propia capacidad de percepción no podemos nosotros experimentarlo hasta el punto de convertirlo en nuestra certeza. Y el individuo construye, según Kant, lógicamente, en base a su propia capacidad de experimentación, en base a las intuiciones que afectan su sensibilidad. Aquello que no puede recibir su sensibilidad no es inexistente, pero para nosotros no existe, y – el error de casi todos los filósofos - : se hace incomprensible que para alguien más lo sea o pueda serlo.
Recordemos que el tipo de intuiciones que nos afectan dependen del tipo de sensibilidad de cada quien, así que una idea que sólo puede ser captada mediante el intelecto pero sin necesidad de la sensibilidad de una persona (una idea un tanto dudosa) puede ser captada directamente por la sensibilidad de otra persona y será entendida con más profundidad por esta última porque es parte de su propia empiria interna.
Somos esferas.
El infinito es todo aquello que está fuera de nuestra propia incumbencia (“El mundo es todo aquello que es el caso”, “El mundo es la totalidad de los hechos y el seren estos todos los hechos”, “El mundo es un hecho” – Wittgenstein (entendidos todos los hechos que componen un fenómeno (el mundo en este caso) la síntesis de todos los hechos que componen el mundo se convierte a su vez en un hecho… eventualmente lo uniremos con hechos que no son del mundo o con los no-hechos del mundo y construiremos una nueva síntesis que a su vez será el mundo, un nuevo mundo o un mundo engrandecido ante nuestro entendimiento – porque el entendimiento es una máquina de crecer)) Según Kant y Wittgenstein el mundo es todo aquello que podamos adentrar dentro de nuestra propia esfera. El mundo, el cosmos, tiene la facultad de crecer en nosotros y no de ser una cosa fija. Es nuestra sensibilidad la que nos proporciona los datos y nuestro entendimiento el que le da significado y sentido a los datos y nuestra razón lo que ordena los datos para el engrandecimiento de nuestro mundo. Pero, lo que para unos es un dato para otros no lo puede ser porque no ha pasado a la esfera del entendimiento mediante la sensibilidad y por lo tanto un mismo dato para unos es comprensible y para otros no lo es. Las intuiciones que pueden afectar nuestra sensibilidad para dar origen en nosotros a su entendimiento y, por tanto, al entendimiento de su correlación con el todo cognoscible por nosotros, dependen, siempre, de nuestra capacidad particular de recibirlas. Y esta capacidad es innata, por tanto, existe la posibilidad de distintos entendimientos, y por tanto, de distintos lenguajes, de distintas esferas cognoscitivas creadas por la razón, porque existe toda una variedad de intuiciones cognoscibles por cada quien. Sin embargo sólo podemos utilizar todo nuestro raciocinio para ordenar el mundo que compartimos con los demás, aquel mundo sobre el que no hay dudas porque es el que todos compartimos en común y por tanto aquel mundo que debemos elucidar. A pesar de que ese mundo sólo sea un aspecto de nuestro propio mundo. Es decir: solo podemos hablar del mundo común.
El infinito es todo aquello que está fuera de la esfera de nuestra incumbencia y de lo cual sospechamos su existencia, pero que no se digna a hacer mella en nuestra sensibilidad, propia, personal. Sólo lo finito puede ser expresado, mediante el proceso de entendimiento y raciocinio, y puede ser convertido en parte de la humanidad (del entendimiento de lo que rige el mundo común). En otras palabras: lo infinito es lo existente no existente: lo que no puede ser expresado por no ser común, lo que no se puede expresar, pero que bien puede hacer mella en algunas sensibilidades, lo inopinable Lovecraftiano, aquello cuya intuición no se aparece ante todos y, sobre lo cual es casi imposible hablar ante quienes no han sido mellados por tal tipo de intuición… además una intuición que no interesa a lo común porque no es parte de lo común más sí parte de lo posible individual… porque sólo es posible expresarse sobre lo comúnmente posible y solo el mundo, nuestro sustrato común, es para todos posible. Aquello sobre lo que se ha tenido una intuición y otros no, no es demostrable… sólo sirve el balbuceo o la creatividad artística. Al Ser no le alcanzan las herramientas de la humanidad, porque existen ámbitos en los cuales ninguna herramienta que no sea el mismo Ser tiene ningún sentido… pero ello ocurre fuera de este mundo y es sólo una posibilidad de pocos en este mundo… y ocurre fuera de lo expresable.
El mago es solamente uno que sabe inducir la aparición de intuiciones en otros, y eso sólo puede lograrlo energéticamente desde su propia esfera personal no común y, afectará únicamente a quienes pueden poseer un tipo preciso de receptividad acorde con la esfera del mago.
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