Sólo podemos funcionar según reglas, conocidas las reglas o algunas de ellas, funcionamos. Pero para que hayan reglas que permitan el funcionamiento de las cosas, de los seres, es preciso que las reglas partan de algo y ese algo solamente puede ser finito; inmenso, pero finito; inconmensurable, pero finito; misterioso, sí, pero finito; inabarcable por la mente del ser humano, pero finito. La infinidad de lo grande solamente dice de la infimidad de lo que llamamos nuestra grandeza. Debe ser finito, porque para que las reglas partan de algo, en pocas palabras, para que exista existencia, todo debe salir de algo concreto. Tenemos entonces un problema en cuanto al concepto de Dios: Dios es el Universo haciéndose a sí mismo, su acto; o Dios es el creador del Universo, por añadidura humanoide, masculino, antropomórfico. Supongamos que Dios hizo al Universo… es fácil decirlo (los condicionamientos), psicológicamente se entiende esta afirmación: reafirmación. Porque la soledad es grande y necesitamos una causa.
Por otro lado tenemos también problemas con otro concepto: lo infinito (se dice que Dios es infinito, por ejemplo). Se dice que la mejor prueba de lo infinito consiste en que cualquier cantidad puede ser multiplicada infinitamente. Es verdad: toda cantidad puede ser multiplicada infinitamente, pero (y este pero es válido) ¿Hasta qué momento dicha multiplicación representa una realidad? ¿Puedo tener el número de átomos que existen en el universo y multiplicarlo por dos? Puedo hacer la multiplicación, pero esta ya no representa nada, no es muestra de lo infinito. Sería prueba de estupidez multiplicar infinitamente lo finito para dar prueba de lo infinito porque dicho acto no representa nada porque el resultado no debe exceder todo lo posiblemente representado; como por ejemplo: el número de átomos del Universo.
Así que Dios como ser infinito es una cosa dada, que se da, en lo finito.
Por otro lado, es tanto lo que está contenido en lo finito que contarlo no acabaría nunca y se haría imposible hacerlo porque todo muere y se reproduce. Ese finito, el del Universo haciéndose a sí mismo, es absolutamente inenarrable, misterioso, complejo y más semejante a nuestras vidas, a nosotros mismos con nuestras capacidades reproductivas y de muerte, nacimiento y desaparición, de lo que pueda ser un Dios infinito creador del Universo, porque todo nace y muere, desaparece lo viejo y surgen cosas nuevas, alimentamos y somos alimentados, elegimos o permitimos que todo se lo lleve el Diablo. Pero actuamos según reglas, prefiero decir que hay reglas que actúan sobre nosotros.
El hecho de que no existe el infinito no quiere decir que no hayan cosas grandes que no somos capaces siquiera de intuir.
Dios es la Regla… cuanto más hermoso seas… más cerca te hallarás…
(Este escrito no dice nada sobre El Santo, pero puede servir para inducir a su pensamiento, o a su percepción)
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