Ayer, enfermo de melancolía,
planté una excavación sobre mi pecho
y hallé lo que sabía que hallaría:
un corazón gastado por los años,
un alma devastada por la ausencia
y el nombre -encaramado a mis latidos-
de una mujer que alguna vez fue mía.
Texto agregado el 13-03-2006, y leído por 258
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