Mundo Raro
Yo no comprendía
cómo se quería
en tu mundo raro
y por tí aprendí;
por eso te pregunto
al ver que me olvidaste:
¿por qué no me enseñaste
cómo se vive sin tí?
Frank Domínguez
Alberto había regresado de Pacasmayo, los Cadetes de la Aviación estaban nuevamente estudiando en Las Palmas y hoy Sábado teníamos una fiesta, donde ellos estaban invitados y yo me iba ha mandar siguiendo el viejo refrán Mas vale llegar a tiempo... que ser invitado.
Ni bien llegue del Jockey Club, me clave por casi una hora en la esquina de la casa de Fressia, esperando para verla y confiando en conseguir su perdón, pero todo fue en vano, la muy condenada ni se asomo; si bien yo estaba enamorado hasta los tuétanos de ella, seguía vivo y no me iba a perder una fiesta de Presentación en Sociedad en San Isidro; así que fui a mi casa para ponerme el terno Dominguero y estar listo cuando el Flaco Cárdenas pasara a recogerme.
La fiesta quedaba por el Bosque del Olivar y habían tirado la casa por la ventana, orquesta con una vocalista, una mesa larga llena de bocaditos, un bar atendido por un cholito raquítico quien servia las cervezas y mezclaba los cócteles explosivos; un toldo en el jardín y una pista de baile arruinando la grama, todo esto iluminado por un conjunto de luces alquilado, no tuvimos ningún problema para entrar, el uniforme gris de los Cadetes abría todas las puertas en la Lima huachafita del 57, las chicas estaban casi todas de traje largo, como se estilaba en las fiestas de quince años, algunas eran verdaderamente impresionantes con sus vestidos strapless, enseñando el nacimiento de las tetitas virginales y en proceso de desarrollo, las otras niñas todas pudorosas denotando que el vestido había sido seleccionado por el padre.
Encerrada en una esquina, una señorita muy bien despachada se aburría sin bailar, pelo castaño, cara muy bien definida de rasgos aguileños, ojos claros pero tristes; si bien su cara era bella, su cuerpo era realmente magnifico, un vestido recargado de adornos ocultaba sus curvas.... ¡Esto no es posible, que tal desperdicio! me dije para mi y cruce el recinto.
- Hola... ¿Que haces tan solita? Ella no me contesto.
- Pero contéstame la pregunta, no he querido ofenderte! Insistí.
- Aburriéndome, mirando que ridículos lucen todos bailando, si es que no escuchas la música.
- ¿Por qué no bailas tú?... ¿Para no hacer el ridículo? Le pregunte sonriente.
- ¡Porque a mi amiga no le va a gustar!
El bolero de Frank Domínguez empezó a sonar, la vocalista lo cantaba bastante bien... ¡Bolero! A mi juego me llamaron, estire la mano sin darle alternativa, la saque a bailar,
ella parecía asustada, el mover solo el torso como bailando sobre dos ladrillos, ayudo a forzarla a pegarse a mi pecho, la cadencia suave y romántica me permitió prepararme para hacerle saber mis intenciones; lechuga para el canario pensé.
La beldad se retiro sorprendida al notar la dureza, pero luego se acerco nuevamente como aceptando el juego, acomode el instrumento en el sitio preciso, ella no le hizo asco y yo me dedique a calentar el agua, ya le estaba saliendo humo de la nariz.... cuando.
- ¡Deja a mi mujer tranquila! Me dijo una voz aguardentosa de mujer, mientras una mano me jalaba por el hombro, la orquesta perdió el ritmo, pero lo recupero de inmediato disimulando el incidente, claro que este no paso desapercibido.
Me voltee sorprendido y allí estaba ella, no se si debería decir el... Alta, ligeramente regordeta, el pelo castaño cortado casi como hombre, lucia un traje sastre gris que disimulaba la presencia de los senos; en actitud beligerante... lista para atacarme como un hombre faltado en su honor.
- ¡No sabia que la paloma tuviera dueño! Le replique... Era francamente lesbiana, en una época en que los homosexuales se quedaban escondidos en el closet, ella había sido lo suficiente hombre para mostrar al mundo sus preferencias sin importarle un bledo el que dirán.
- Disculpa el atrevimiento... no tenia ningún letrero en la frente Le dije tratando de apaciguar la vaina.
La indecisa había estado bebiendo en el bar y regreso para encontrar a este servidor tratando de tirarse a su prenda, en medio de su furia algunas lagrimas resbalaban por su mejilla carente de maquillaje, mostrando la tendencia femenina; pero quería matarme, oculte la bandera de pirata y me hice el cojudo, pretendiendo que nada había pasado.
En medio de su borrachera ella intentaba no armar un escándalo y me fue fácil conducirla al bar para tomar una copa e intentar apaciguar a la fiera.
- ¡Ustedes los hombres son todos unas mierdas! Me dijo casi tartamudeando, no por la rabia, sino por la mona... estaba decisivamente borracha.
- No todos los hombres somos iguales, algunos somos peores que los otros.
- ¿Por qué nos odias? Pregunte conciliador.
- ¡Si yo te contara. Parecería que mi suerte con las mujeres estaba funcionando nuevamente... ¿Te acuerdas como Maria Santísima me ayudo a ingresar a la Universidad?...
- Tomate un café bien cargado para que entres en calor.
- ¡No tienes que contarme nada!
- Algún día tengo que soltarlo, si no reviento. Ella a pesar de todo seguía siendo una mujer.
- Si esto te hace sentir mejor... ¡Cuéntamelo! Y ella se soltó entre suspiros.
- Cuando tenía doce años mi papá se fue a los Estados Unidos, luego de un pleito con mi mamá que había pasado el fin de semana fuera con un amigo y nunca mas volvimos a saber de él. Me contó sollozando.
- Mi mamá trajo a su amigo a la casa y empezaron a vivir juntos; yo era una niña feliz que jugaba con mis muñecas y mis amigas, no le temía a la vida.
Cuando mi mami salía a divertirse, algunas veces me quedaba sola con el tipo, al principio me trataba como a una hija y hasta llegue a quererlo un poco. Un lagrimón resbalo por su mejilla.
- Una noche que nos quedamos solos, el se puso a tomar licor, cuando estuvo medio borracho empezó a acariciarme suavemente, para pasar luego a un franco manoseo de mis senos, al principio me gustó, era una sensación indescriptible, pero rica... mi sangre se aceleraba y yo gozaba sintiéndolo; lo hicimos cada vez que mi mamá nos dejaba solos. Dijo ruborizándose femeninamente.
- Una vez el no pudo contenerse y empezó a acariciarme entre mis piernas, le dije que parara, que no estaba bien; pero el siguió tocándome por encima de mi pijama, para luego quitármelo y besarme la cosita, yo lo empuje pero el era mas fuerte. Arranco en sollozos, yo me sentí embarazado ante las circunstancias.
- ¡Cállate, no tienes que contarme nada! Le dije, pero ella siguió.
- Se quito el pantalón y subió encima mío; yo sentí que algo se desgarraba dentro de mí, el dolor era terrible... yo lo empujaba y me quitaba, pero el me pego y me siguió pegando hasta que me deje penetrar y el sacio sus instintos o su venganza en mí.
Cuando todo acabo, el se dio cuenta de su acto e intento pedirme perdón, pero yo le dije que le iba a contar a mi mami... El me amenazo con matarla si yo le decía algo de lo que había pasado y me quede callada. El cholito raquítico que estaba escuchando toda la vaina, le sirvió otra copa de licor... Ella siguió tomando y hablando.
- Esto paso varias veces mas cuando mi mami salía a divertirse con sus amigos... Tenia terror a que llegara la noche y el me violara nuevamente.
Ya no me gustaba pero lo hacia por miedo a sus amenazas y sus golpes, luego que todo acababa intentaba ser amable conmigo hasta me llego a decir que me amaba.
Cuando tuve catorce años hastiada de toda esta basura, conté por primera vez en Confesión al Sacerdote lo que venia pasando; el Padre me escucho y empezó a sonsacarme detalles minuciosos de los actos... que si me gustaba, que si lo hacíamos a cada rato, que si le había contado a alguien, que si quería continuar haciéndolo, que el quería ser siempre mi confesor, me dio una penitencia venial y me hizo pasar a la Sacristía para aconsejarme, luego de aconsejarme cordura me dijo que yo no era culpable de nada y usando su autoridad y persuasión, me llevo a la casa parroquial donde me violo repetidamente. Pidió mas licor y continuo.
- Esta vez no pude aguantarme y le conté todo a mi mamá... Ella enfrento al Sacerdote y a su amante, pero ellos lo negaron todo, aduciendo que yo era una mentirosa congénita, para comprobarlo, me llevaron donde un doctor que sin siquiera mirarme certifico mi virginidad.
- Mi mami me hizo ir a sesiones de psiquiatría, para que curaran mi tendencia a mentir... que tarde o temprano me iba ha ser mucho daño. Mas daño me hizo el condenado psiquiatra que intento tener sexo conmigo y casi lo consigue.
- Los psiquiatras Freudianos creen que todos los males de la tierra son debidos a que no tiraste a tu padre. Dije yo.
- Para corregir mis desvaríos sexuales, me matricularon interna en el colegio de las Hermanas de la Caridad. La primera noche como yo estaba llorando desconsoladamente la hermana Sor Angélica de la Caridad me llevo a dormir a su celda, peino mis cabellos, acaricio mis manos y me enseño las delicias del sexo furtivo entre mujeres...
A partir de ese momento nunca mas le tuve temor a la noche.
Ustedes que están acostumbrados a mis conquistas pensaran, en que momento se la tira el Tigre y la convierte en mujer para siempre jamás. ¡Sabrán que ni siquiera lo intenté!... siempre fué un buen amigo.
Invierno del 2003.
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