El mar imponente viene y se recoge
una y otra vez,
sin tregua,
sus olas acarician suavemente
las magestuosas rocas.
la húmeda arena,
expuesta al sol,
se entibia durante el dia.
las gaviotas en el horizonte,
danzan trazando una estela invisible,
danzan al son de las olas,
danzan al son del viento enfurecido.
el sol se acerca al mar
hasta tocarlo.
la luna aparece timidamente
y la marea avanza rapidamente
hasta alcanzar los pies
de un cuerpo que yace inmutado.
pies congelados,
inmóviles,
permanecen,
el agua abarca lentamente
piernas, muslos, abdomen, pecho, cara,
labios reaccionan con aquel sabor amargo
y sus ojos se abren sorprendidos.
se levanta,
camina por la orilla
segundos, minutos, horas
y se pierde en la lejania.
reaparece,
nadando,
flotando,
se zambulle,
desaparece,
y aflora subitamente de las aguas,
como un tallo aflora de una semilla.
sigue en su sueño,
sin querer despertar,
sigue rodeada del eterno mar. |