El cielo
no es más que un escenario
de múltiples obras
asi comedia, drama y tragicomedia
pelean su protagonismo
tras los telones celestiales.

A veces gana el drama
y el escenario celestial
es cuna de furiosas tempestades
y de torrentosas calamidades.

El viento se impacienta por ganar su lugar
en la obra estelar
y las nubes lújubres
cargadas de llantos destemplados,
desahogan sus temores y dolores
contando sus melancólicas historias,
al público presente,
que con paragua e impermeable
escuchan cada relato
traducido al oído
en estruendosos truenos
y en súbitos relámpagos.

Cuando la comedia tiene lugar
la protagonista no es más ni menos
que la gran estrella solar
que con sus rayos potentes
guia correctamente a la gente
que deambula por caminos y quebradas
con las perlas engafadas

Acompañando al sol
emerge a la cumbre estelar
los llamativos arreboles
carmines de múltiples colores
naranjo, rojo y magenta
se presentan
hoy dia para aportar calidez
en la obra del juez.

las aves danzan
hasta que se cansan
y cae el telón.

Cuando es el turno
de la tragicomedia
el caos abunda en el teatro estelar,
el sol y las nubes
quieren figurar
más todo lo que pueden lograr
es una mezcla
de dulzura y amargura,
la agridulzura que caracteriza
a aquella obra cobriza.

Los querubines pintan nubes
claras y oscuras
los llantos y rayos solares se unen
formando un magestuoso arcoiris,
un paraiso,
en el paraiso.

Porque también el cielo
es paraíso,
el grandioso, el magestuoso,
la utopia de soñadores,
la vida eterna de cristianos,
la ilusión viva de enamorados,
y la manía de los chiflados.

El cielo no es sólo
un elemento para mil conceptos
ni para mil interpretaciones
sino un deleite para la vista de los espectadores.