A veces,
De vez en cuando,
Surge en ti un atisbo de ilusión,
Esa ilusión perdida,
Ese trocito de vida,
Vida que solía hacerte soñar.
Pero es un sentimiento perecedero,
Porque enseguida te acuerdas
De la razón por la que la perdiste,
Y sigues pensando que todo es una mierda.
Entonces te refugias en cosas,
Objetos,
sensaciones y situaciones,
Mujeres...
y más mujeres,
Que,
por momentos,
Te evaden del recuerdo.
Y el dulce sabor amargo
De la vida que hoy te toca,
Se aferra a tu garganta,
Se agarra intentando gritar bien alto.
Tan alto que todos puedan oírlo,
Y tomar partido de ello,
O tan sólo beneficiarse de evitar el mismo error.
Lloran las palabras,
Se desangran los verbos
Al intentar no hablar.
Y ese sentimiento de hastío
Y profunda decepción
Intenta abrirse paso,
Yo le digo -¡alto!-
Y sigo fingiendo,
sigo rabiando.
Muchas son las preguntas
Que te ofrece la vida,
Su transcurso es largo
Y duro el aprendizaje.
Prefieres ser ignorante,
Tonto,
No aprender ante ningún ejemplo,
Simplemente vivir,
Ser feliz.
Todo es irónico,
Una utopía que cuando se pone a tu alcance,
Ya pierde su valor,
Su significado no tiene cabida ya en tu diccionario,
Pierde su calor.
Entre alcohol y drogas,
Falsas relaciones y esporádicas aventuras.
Entre amigos y mujeres,
Días de sudor y noches de alterne.
Entre vivir y morir,
A veces confundidos
Están esos sentimientos.
Tu eliges,
Pero nunca sabes asignar.
La correspondencia es relativa,
Una publicidad engañosa
De la vida y del amor.
Porque nada existe,
Nada excepto tu.
Nadie te espera,
Nadie excepto tu.
A veces te engañas,
Y cuando te descubres
Pierdes el rumbo
Y tu orientación se tambalea.
Nada tiene sentido,
Si lo buscas aún menos.
Y la dureza de creer en algo,
Algo tan bonito que te emociona al mentarlo,
Se materializa cuando tus creencias se desvanecen.
Y duele,
El daño es irreparable,
En la mente,
El alma,
Y el corazón,
El dolor es perenne,
Simplemente se puede ocultar,
Desviar o acallar,
Pero no eliminar.
Es indestructible.
Hecho irremediable
Que atormenta a la integridad del ser
A pos de un aprendizaje fructífero.
A veces aprendes demasiado
Y te sientes cansado de saber.
No quieres más,
Tienes bastante,
Pero no hay freno,
No hay opción.
O te quedas arriba,
O te tiras al vacío.
En ambos casos pierdes.
Siempre pierdes.
Así es la vida.
Vivir es lo que queda,
Aún de forma fingida,
Aún sin apenas tiempo
Para pensar,
Sin parar un segundo,
Porque puede ser tu muerte.
Sin detenerse
Más que a echar un cigarrillo,
Una copa o un café,
No más que a eso,
O sin quererlo puedes caer,
Y levantarte es difícil.
Tienes que evitar la caída,
Moverte ágilmente,
Y seguir con tus manías,
Quien te quiera aceptar,
Que te acepte,
Quien no...
Que te importa,
Un favor se te hace,
Un problema menos
Que te brinda la vida,
Ya hay bastantes
Hoy por hoy,
Gracias,
Yo ya estoy servido.
Así pues,
No agaches la cabeza,
Con la testa bien alta
Has de andar
Y a veces,
Sólo de vez en cuando,
Te paras,
Una calada,
Un trago
Y un respiro,
Le sacas un dedo a la vida,
Nunca al enemigo,
Y le amenazas,
Y le gritas:
-con dos cojones
yo te vivo-.
Extraído del libro "Bajo la Piel del Alma" de Víctor Morata Cortado
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