Parece mentira la sugestión del tiempo.

Odio que me pese cual elefante brincando sobre mi espalda,
cual tonelaje a cargo de mis hombros,
me pese como me pesa la pena de perder algo que ansío.

Pero su ligereza (también odiada)
llega cuando miro las estrellas en busca de ayuda,
llega cual roce del aire a mis pestañas,
llega cuando dices grandes palabras en presente.

¿Presente?
lo siento,
erróneo momento,
el ahora no existe,
se lo llevó el tiempo.

Curioso mecanismo de control del momento,
y es que ya ni me pesa ni lo siento,
¿qué más da el ahora, el ayer o lo venidero si no te tengo?

Conclusión: Aunque lejos, siempre bajo el mismo cielo.