Porque comenzamos a apestar
Al Social.
¿Cuándo comenzamos a usar desodorante
y a ocultar la naturaleza sinceridad que la lluvia
trazaba en nuestra piel?
Ahora, tú me gritas:
“Izquierda”
“A la izquierda late el corazón” podría responder desde mi nimbo
embotellado
enciendes mis pensamientos explotan:
Quién no lo sabe: el corazón es torpe;
la derecha hábilmente moldea la plastilina.
Generalmente los zurdos son poetas o músicos
porque saben descifrar los latidos.
¿Quién?
Recuerdo,
sólo hablábamos de los engendros de la televisión
y ¿qué domina nuestras lenguas hoy?
Si reforma o revolución,
Si Robert Smith fue gay
o si la poesía debe ser leída o escrita
y la nada nunca valió tanto,
porque silencio es un plato para ricos

Y cuando nos preguntaban cómo éramos
en simple pérdida de tiempo respondíamos:
“Alegre, juguetón, bueno”
y ahora murmuramos: “No sé quién soy”
para llenarnos de un patético misterio poético
y decir entre sílabas “Ven, ven, desflora mi acertijo”
y es que tenemos semillas que queremos regar,
penetrar en la memoria del homo sapiens domesticus
cómo agujas hipodérmicas llenas de medicina:
“Yo soy la salvación”
La salvación de una hora transparente.
Y sólo queríamos juguetes
los que hoy queremos alcohol
y juegos de play station
los que ansían más marihuana para sus pulmones de petróleo,
la culpa no la tiene la lluvia ni el reloj,
no hay delito.
Nuestras muñecas se cortaron solas,
los somníferos los compramos solos,
nuestros sexos se agitaron solos.
No.
Hay delito.
Y es ver el reloj en base al horario.
Pero, ¿En qué momento?
A qué hora, en qué lugar. ¿Izquierda, derecha? Es inútil preguntar.
Sólo queda rociarnos desodorante.