Tenía alrededor de 3 años cuando una duda simple, directa e inocente me invadió…“mamá, ¿¿porque las mamas de los otros niños son mas jóvenes que usted”??, recuerdo una cara nostálgica, llena de dudas y miedos, una voz suave y temblorosa que no sabía como responder a tal cuestionamiento.
Entre la sabiduría que tenían sus arrugas tuvo la frase que marco mi vida. “hija, tu no naciste de mi vientre, pero eres mi hija”, jamas mi alma sintió más alegría que ese momento, me sentí orgullosa y agradecida.
Comprendí que ella era mi madre y que las preguntas estaban de sobra, y respondí directamente y firmemente: “mamá, no nací de tu vientre, pero por hoy y siempre serás mi mamá”.
Leona que lucha contra viento y marea tratando de verme feliz.
Amiga, que en mis momentos de gloria, compartiste mi felicidad y triunfos, y en mis momentos de tristezas y fracasos, te convertiste en mi almohada, poniéndome sobre tus hombros para llorar y entender que la vida es multicolor y depende de cada uno el tono que le queramos dar.
Arbol, firme como un roble, no caíste antes las tormentas que el TODO PODEROSO nos ponía por prueba.
MAMA… no sangre de mi sangre, pero sí alma de mi alma, sabia naturaleza que nos unió y triste destino que pronto nos separará…
TE AMO…
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