VIDA DE PERRO
Tan cerca del suelo, casi puedo rozar mi nariz con el cemento.
Esta caliente aquí.
Pasa tanta gente, me gustaria morderlos a todos, pero enseguida terminaría encerrado o muerto, si es que tengo la suerte, la suerte de morir ¿no?
Seria fácil, nadie frenaría si yo cruzo la calle en un mal momento.
Hace calor hoy.
Esta es mi esquina favorita, la de las 9:45 en punto, la señora Chela del kiosco siempre me regala la mitad de su pan con mortadela del desayuno, me quedo con ella y la acompaño un poco, la vieja esta sola. A tratado de llevarme a su casa pero no, la vieja es gorda y fea no me gusta tiene olor a leche cortada a sangre podrida y sus manos, son duras, callosas, sudadas, asquerosas. No es que no me gusten los compromisos, viví un tiempo con una solterona, dormíamos en la misma cama ella me acariciaba y yo, solo me encargaba de cuidarla de recibirla cuando llegaba y besarle los pies, le encantaba que le besara los pies. Me fui, me aburrió la monotonía.
Este sol es una mierda pero siempre termina por gustarme, se mezcla con el aire espeso del centro, con los olores de la gente y las grises pintas ejecutivas de los que se creen importantes. Yo dejo que pasen frente a mí con su agitado caminar sus celulares último modelo, sus frentes sudadas y su aparente humanidad indispensable para los demas.
Que extraño seria ver a alguien común por este lugar, es la feria de los tipos raros, incluyendo a los desformes, los rumanos, los ambulantes, los pacos, los punkys, los góticos, y que decir de los tipos que andan en esas bicicletas tipo carroza con un montón de viejas guatonas provincianas acuesta.
Yo me alimento con la caridad ajena, de algunas carisias fugases de unos pocos niños que se atreven tocarme sin el permiso de los papas, con una siempre seguida voz diciendo “¡TIENE TIÑA, TIENE SARNA, NO LO TOQUE CACA!” los pobres niños se van con la marca de la mano en la muñeca, en su pequeña muñeca, con sus pasos cortitos tratando de correr junto a un tipo apurado para irla a dejar el colegio.
Cuando me muera me gustaria morir atropellado por la 219 y que un tipo de la basura se queme la espalda tratando de sacar mi cuero pegado al cemento, solo para joderlo, no tengo miedo de morir, aunque no crean, de verdad eso me gustaria, no creen que es demasiada pretensión pedir una muerte en el sueño por ejemplo, no, para que si es igualmente mejor, morir, a eso me refiero.
Son las 10:30 es tarde debo irme. Empieza a hacer calor acá mucho mas del que sentía, dos cuadras mas allá hay un poco de sombra.
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