miro, de mirar, las manos de cruz hechas puños, junto a las estacas imperterritas e ilesas que lo sujetan, con sintas de cuero, impiadosamente.
siento tristeza de ver como los rayos acaban con mi amigo, que ademas se desangra lentamente.
uno de sus puños cerrado quedara figados en mi mente para siempre, lo juro, como una imagen protectora. su mano apretada esperando que alguien se apiade de el, sera el amuleto mental que me protegera en esta vida, de mi propia peste.
siento que ha llegado la hora de encarnar ese puño,
de esculpir en mi alma esa imagen hasta hacerla propia, entonces tal vez sea yo el que se libere de la muerte entonces.