Mi mejor amigo: El papel
Amigo mío, papel virtual, a ti me encomiendo una vez más. Practico sobre ti todo lo que se me viene por la mente. Algunos dicen que reflejo mis historias personales, otros que si desarrollo la imaginación, algunos más osados, que si reivindico no se qué. Y todos tienen razón.
Querido compañero, me temo que juntos, abordaremos nuestro destino, que como todo destino, no conocemos lo incierto, glorioso o mundano que puede ser. No obstante, ambos sabemos, que lo nuestro es una relación a largo plazo, hace tiempo que los dos nos declaramos, y nos hicimos pareja de hecho por decirlo de alguna forma.
Creo, que desde que nací hemos sido un complemento el uno del otro. Suena obsceno, pero lo nuestro es un trío, mi corazón sensorial (algunos lo llaman cerebro), que es lo que me da vida, tú y yo, somos tres partes de un mismo todo, un yin-yan. Quizá menos misterioso, a pesar de ello, tiene sus claros y sus sombras.
Bien mirado, hemos recorrido el mismo trecho durante 20 años. Primero juntos aprendimos a garabatear cuadernillos y ahora, por cosas de la vida, he hecho de ti, estimado verbo, papel vacío, mi bohemio trabajo. Digamos que este es mi oficio, soy una ONG del mensaje, un obrero del umbilical contacto entre el mundo exterior y el mío propio. Es más, soy el albañil de las palabras, el carpintero de metáforas, músico de sonetos, currante de esta y tantas otras cosas. Otro de tantos, genuino, soñador extrapolado, enamorado de ti.
Quizá por ello, he llegado a mi situación actual, como cualquier drogodependiente callejero. Y por ello necesito dosis de ti cada vez más frecuentes. Dosis de palabras, de músicas, de textos, de inquietudes, de versos concatenados, ensayos grandilocuentes u opiniones intrapersonales. Periódicos, revistas, programas de radio, música independiente, contacto humano y otras grandes cosas.
Ese es el futuro que me/ nos espera, amigo mío. Somos adictos a una droga demasiado fuerte, poco valorada y conocida. Enfermos merodeantes, sin salida social a un mundo demasiado complicado, dominado por grandes amigos del tanto tienes tanto vales, del amiguismo del carnet político ( bienvenído sea ), del desinterés, de las modas y otros enseres inservibles.
Es más, llámame osado, querido amigo, pero quizá esto es mi verdadero oficio, el único que se hacer bien, para el que he nacido y el que desaprovecho minuto a minuto.
Jamás olvides nuestra condición, mi compañero, somos seres libres, hijos del libre pensamiento y por tanto, parados, ignorados, sin oportunidades, mal valorados, destitulados, impagados y otras tantas cosas que dicen del hecho del arte por amor al arte.
Javi Miramontes
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