Es definitivo

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Escribes

cuando nadie es capaz de escucharte.

-o-

Escribimos cuando los integrantes de una sociedad van perdiendo interés unos por los otros; ya no tenemos a quién dirigirnos y, en pocas palabras: a nadie le interesa nadie más. La sociedad sufre un cambio en su estructura, nos vamos separando unos de los otros, aparecen los “desconocidos” a quienes sólo podemos conocer mediante un accidente o una introducción, el silencio ante “extraños” se convierte en norma de buena educación o de prevención; la palabra se separa del cuerpo, del organismo humano, de tú, de ti, de nos y se convierte en una abstracción, en un ente aparte inhumano y necesita generalizar porque ha olvidado las particularidades; necesita dirigirse a todos, inventarse que el lector es la suma de los humanes divididos entre su número, el producto medio de una masificación: el promedio. Ese ser al que nos dirigimos al escribir y que no existe. La palabra ha pasado de la boca el papel. Si esté fenómeno es alguna virtud, si tiene alguna ventaja, es debido a un fenómeno de alienación, de desconocimiento.

La palabra ha pasado de tu ser al papel… y yo no tengo modo de darte respuesta.