Pierden la cabeza escondiéndose
detrás del eclipse, debajo de los árboles,
cubriendo la tormenta del deseo
ocultando lo inevitable
el miedo, el ansia, la agonía,
el lamento de amarse a escondidas.
Son dos enamorados, caminos distintos,
un mar y un desierto
una fusión de misterio, una calentura,
acechando la pasión sin nombre
amándose a contracorriente
detrás del eclipse, en una calle,
en una cama, en una habitación
con miradas y gemidos,
compartiendose sin ser dueños
de ellos mismos.
Corren por las calles del destino
refugiándose en una esquina
como dos adolescentes que se citan
para disfrutarse con el faro y la luna de testigo
con sus besos y caricias siempre clandestinas.
Se dicen sin palabras que no se aman
que no se celan que no se odian
que se sueñan entrelazados
librando el calor que los ahoga
aceptandose como amantes
sin fecha ni cita.
Vuelan sin limites para devorarse en silencio
sin recuerdos ni comentarios,
alejandose no del misterio, no del destino
no de la hoguera donde se comen, se esconden,
se alimentan y se consumen
separandose para no herirse.
Se piensan a cada instante provocandose
presentes que jamás habrán de olvidar
Siempre detrás del eclipse, siempre
ocultando su verdad. |