el mundo se le reducía a veces a la pequeña habitacion de hotel en la que habitaba desde hacia cuatro meses. los papeles desparramados le miraban burlonamente, algunos de ellos con la virginidad blancuzca todavia completa, otros semi - estrujados.
parecía que necesitaba algo más que soledad y cafe para pensar bien.
despues de tanto, era una oportunidad seria y si ganaba, al tiempo podía salir del hotelucho y dedicarse a ser un intelectual, como desde chico lo habia deseado.
sentarse en el techo a contemplar la musica de los pequeños pajarillos inmutables.
la maquina de escribir, ruidosamente se movia sola, como tratando de incitar que los dedos carcomidos por los dientes intentasen escribir algo.
las paredes estaban muy hartas de que las estuvieran viendo.
de pronto comenzo a escribir, todo en la habitacion se estremecio, era algo tan nuevo, tan fresco, se sentia el aire puro correr por las ventanas cerradas, las cortinas se retorcian del gusto, las manos del escritor de novelas largas y llenas de similes chistosos se movian magicamente como una danzarina a la luz de la luna.....
el extasis, el amor, el odio, la lucha por lo bello y lo excelso, el tiempo perdido, el reencuentro esperado y las lagrimas en forma de rio constante llenaron los cientos de hojas que se erguian en una orgullosa columna junto a la mesa.
finalmente la ultima pagina escrita y la esperanza depositada en la más grandiosa y genial obra escrita por aquel extraño ser que ansiaba por sobre todo ser libre.
el cuento copiado al triplicado, colocado en sobres de papel manila, incluso empastado en un intento de mejorar su presentación, entregado finalmente y tras un recibo especificante en la oficina central de la biblioteca cercana.
el día esperado
el periodico ala puerta
las manos le sudan, se apresura sobre las paginas que hablan de gente muerta, finalmente aparece frente a el con letras grandes
ganadores certamen de novelas en honor al gran novelista que se murio
claro
su nombre no aparece
los papeles vuelven a burlarse.
José María Marrón |