Me encuentro tranquila, acostada en mi cama, un libro abierto y a medio leer descansa en mi regazo. Siento mi respiración y su ritmo poco a poco me va llevando, los ojos se van cerrando y comienzo a hundirme, a perderme en el sueño.
De pronto, como salido de la nada, te siento deslizándote entre mis piernas, has llegado y suspiro, yo que siempre te estoy esperando.
Lentamente me empiezas a acariciar y un calorcito húmedo comienza a sentirse en mi entrepierna. No quiero abrir los ojos, tengo miedo que te esfumes, desaparezcas y esto se siente demasiado bien.
En mi mente se agolpan las palabras, en un grito que se ahoga, sin que de mis labios logren brotar.
-Tócame cuanto quieras, poséeme como quiera, sabes que soy toda para ti.
Tus manos recorren suavemente mis muslos. De arriba a abajo, lentamente, con un ritmo sensual. Con dedos traviesos casi como sin querer rozas mi centro, jugueteas, presionas, aprietas, haciéndome estremecer y acompañas con tu lengua y con tus labios el camino que dibujas con tus manos.
Te gusta ese juego.... Te gusta provocarme, te place seducirme y ver el efecto que causas en mi. Aún sin mirarte adivino tu sonrisa. Media risa de lado, entre cínica y pícara.
Sigues y sigues en tu juego y yo que siento que voy del Cielo al Infierno. Me inflamas, me mojas y despues te alejas, dejando mi cuerpo tembloroso, para admirar mis labios entreabiertos, la mirada suplicante, la respiración entrecortada hasta que te alista a atacar de nuevo.
Pero por fin......Lentamente vas subiendo, deslizándote por mi cuerpo como una serpiente, presionando con tus durezas mis montes y mis valles, y entonces soy yo la que sonrío..... al descubrir con gusto lo que tocarme te provoca a ti.
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