- Alli donde los últimos vestigios de la paciencia
se esconden para no haber de ser nunca encontrados
huye del mundano ruido que produce el afuera
la conciencia de este enajenado.
Trata ella de no ser nunca vista
ni escuchada
porque sus aristas deformadas
cortarían cualquier forma que acercársele intentara...
Y la cortan y destrozan aún así
porque acaba siendo inevitable
que las mentes y los cuerpos inestables
acaben atrayéndose entre sí.
(-El destino le ha querido
a esta mente obtusa
jugar la apuesta que he perdido
al poner en juego la cordura).
8-7-02
Texto agregado el 08-03-2006, y leído por 153
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