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Azafrán

Ahora sólo se dibuja su silueta sobre el humo del café, pero fue una reina, condesa. Todavía me encuentro adorando sus ojos por las noches, cuando brillan como dos esteros bajo el sol, cuando todavía me doy cuenta que están delineados con trazos inseguros pero sinuosos, atractivos. O cuando me enredo en las curvas traviesas de su pelo, antes color miel. Sus labios siguen siendo de seda y carmín, y el tiempo no ha sabido arruinar sus piecesitos de niña. Sus delgadas piernas no han perdido su fineza, su sensualidad, siguen subiendo directo a su vientre de mujer, tierna, perversa. Aun queda un cierto sopor en el ambiente cuando se mueven sus caderas, caminando, desfilando su cuerpo celestial. Porque sigue siendo una mujer espléndida, perfectamente espléndida, porque sigue siendo una dama, porque aun no hay una jovencita que se le compare en un vestido de color azafrán. Se me hace difícil creer que ya no quede más de ella que su sombra, aunque siga siendo una sombra delicada, majestuosa. No puedo olvidarla, es como si su imagen de esa noche se me hubiera dibujado en cada lágrima, como si la luz de esa luna todavía atravesara mi ventana y le hiciera relucir el rostro. Porque ella no es el recuerdo, cuando la veo reconozco una forma antigua, ahora más misteriosa, que la experiencia se le ha enredado en sus cabellos de nieve para hacerla superior. Siempre lo fue. Antes no podía descifrar las formas que dibujaban sus caricias sobre mi espalda, ahora no reconozco sus manos de las mías. Me domina, y a mi me gusta, porque aun me hace sufrir con delicadeza, porque todavía no distingo el dolor del placer. Siempre he imaginado que sus gemidos eran dulces, que cuando respiraba agitada y se me entregaba lo hacía con amor, que la ingenuidad le había enseñado a tocarme, que sabía que me rozaba y lo hacía sin querer.
Recuerdo bien los primeros gritos que me susurró al oído, entre jadeos, entre pasiones. No se han borrado en mi cuerpo sus rasguños, como acompañaba siempre el buen vino con un poquito de sal. Como me enseñó que el placer esta en sentir, en vivir, en tomar el néctar más dulce en la copa más amarga. Cuando vuelvo a sentir ese olor a piel se me vuelca el corazón a esos tiempos. Tu siempre buscando recovecos más profundos, más ocultos.
Envuelto en estos delirios tibios se me aparecen también el piano y el sofá. ¿Cómo poder olvidar esas coquetas notas que saltaban risueñas de entre tus dedos? Si pareciera que las escucho ahora mismo, escurridizas. Solía sospechar que se pegaban a tu piel, como lo empezaba a hacer yo, cuando lentamente dejaba apoyar mis labios sobre tus hombros. Inmutable tus manos continuaban meciéndose de aquí para allá, seduciendo con cada tecla. Y tu cuello que encontraba mi rostro, y la noche que encontraba al tuyo. Y juntos nuestros besos, mis manos bajaban firmes por debajo de tus ropas, y las tuyas temblorosas por debajo de las mías. Y siempre él ahí. Caíamos en el sofá ya como uno solo, como una sola, porque nunca fuiste mía. Me consumías. La música parecía no terminar, no se perdía ese toque sensual, no dejaba mis nervios. Aunque mis manos eran fuertes, poderosas, aunque parecían tomarte fuerte, entre mis brazos hacerte gemir, entre mis piernas hacerte gritar. Pero nunca pude ser patriarca, nunca pude sofocar tus muslos contra mí, hacerte girar, hacerte olvidar.
Aún hoy no puedo hacerlo. El nunca te dejó. Sentados ahora los dos en el sofá acaricio tu rodilla, y sé que nos mira. Jamás pudiste olvidarlo. Me asusta pensar que él te dio tus alas, que él te enseño a volar. Despierto aterrado cuando apoyas tu cabeza sobre mi pecho en medio de las noches frías de invierno, cuando pienso en tu sonrisa de mujer, insinuante. Quizás no lo recuerdes, quizás sólo fue natural para ti rozarme sin querer. Aún en la sombra que dibujan las curvas del piano puedo ver una tecla imperfecta, sucia. Todavía el resplandor de tus ojos no es transparente. Y así me doy cuenta porqué te amo. Porque no eres mía, porque hubo alguien antes que yo, porque me atormenta la duda, porque no fue todo pasión, porque no confío en ti.

Texto agregado el 30-11-2003, y leído por 236 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
19-10-2004 Hola Roberto COmo va? Bueno, de más esta decir que el cuento esta buenísimo, por algo salió publicado no?, bueno, al fin me uni a la pagina de los cuentos asi que ojala te des el tiempo de leer los posts que ponga. Saludos! Mario_Contreras
19-10-2004 Hola Roberto COmo va? Bueno, de más esta decir que el cuento esta buenísimo, por algo salió publicado no?, bueno, al fin me uni a la pagina de los cuentos asi que ojala te des el tiempo de leer los posts que ponga. Mario_Contreras
 
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