Los años han pasado y ni siquiera lo sentí,
el tiempo me ha dejado huella
pero mi alma se niegan a aceptarlo.

¿Qué ha sido de mi vida?
Eso depende de los ojos con lo que lo quiera ver.

Toda una vida de oscuridad
y ahora en el ocaso de mi juventud
pareciera que comienza a brillar.

¿Qué se hace con el pasado,
con el costal de recuerdos tristes?
¿Qué hago ahora con mis miedos,
con la rutina que se niega a abandonarme?

Mi mente se siente ágil,
mis sueños recobran fuerza,
pero mi cuerpo ya está cansado.

Paradoja de la experiencia:
Cuando te falta, te sobra vida
y cuando llega te sobra edad.

¿Cómo romper los esquemas que te han lineado?
¿Cómo cerrar los ojos y darle la espalda al pasado?
¿Cómo empezar a vivir una vida que no has vivido?
¿Cómo esperar que el mundo lo comprenda?

De pronto un día parece que has perdido la razón
y luchas con mil dragones
y luchas también con tus propios demonios,
tu cuerpo se agota porque ya no es el de ayer
y sacas fuerzas de donde no hay.

Y te sorpende un día tu final
con el puño en alto y el corazón henchido
y se apaga tu vida y se pudre tu carne.

Sólo queda la vibración de tu lucha,
de tu fé,
de tu rebeldía.