LUCHÍN EL NIÑO VOLANTINERO .

Luchín, es un niño como cualquier otro de su edad. En realidad su nombre es Luis pero de cariño todo el mundo lo nombra por su apodo. Este muchachito de ocho años, tiene grandes sueños; no está conforme con la vida que lleva junto a sus padres: Manuel es cartonero, María, la lavandera del apacible pueblito de Vichicao también está su hermano menor, Juanito .
_ ¡ Todos merecemos una vida mejor !_sueña, Luchín, pero ...¿ Cómo lograrlo ?
Luchín, por pertenecer al grupo scout de la escuela pudo ir de campamento a un santuario de la naturaleza. El instructor los guió mostrándoles toda la flora del lugar .Así, Luchín y sus compañeros pudieron conocer el nombre de innumerables árboles .
También se informó del uso de unos arbustos que ya conocía pues los había visto cerca del río, en su pueblo; eran los cañaverales. El instructor les explicó que eran de crecimiento rápido y que se reproducen fácilmente, que antiguamente se usaban como cerco vivo, para separar las viviendas. Y que en la actualidad había artesanos que empleaban sus tallos en la confección de volantines. Esto interesó mucho a Luchín y a sus compañeros de ahí que el guía, con gusto les explicó todo el proceso.
De vuelta en su casa, el niño contó a su padre lo aprendido, don Manuel, le comento que en su niñez él también había aprendido de su padre la confección de los volantines .
_ Papá, ahora estamos en primavera. Con el sol sonriendo en el cielo porque cientos de volantines encumbrados por los niños en todos parques, suben a saludarlo .¡ Hagámosnos socios y fabriquémoslos entre los dos .

Don Manuel, feliz de que su hijo siendo tan pequeño tuviera ya espíritu de superación tomó lo ganado en la semana y fue a la ciudad a comprar los materiales .De vuelta él y Luchín se pusieron manos a la obra en la concreción de ese proyecto .
Mientras don Manuel se preocupaba de derretir la cola a baño María en el fuego; que era lo más peligroso, Luchín, cumplía su parte raspando los maderos de caña hasta dejarlos suavecitos y flexibles o también cortando hábilmente los papeles de colores con que su papá haría los más lindos volantines .
¡Y había que ver cuan lindos le quedaban!
Hasta comenzaron a llamarlo: don Manuel: el rey de los volantines. Él
salía todos los fines de semana a los diferentes parques de la ciudad a venderlos,
y con lo que ganaba podía comprar lo necesario para toda su familia .


Claro que lo que más contentaba a Luchín, era que su papá en premio por su cooperación le regalaba el volantín más bonito, para que lo encumbrara en la cancha de fútbol del pueblo y como no era para nada egoísta lo compartía con su hermano, Juanito y le enseñaba a encumbrarlo muy alto en el cielo. Un día en que los dos hermanos se habían subido al tacho de la casa, para encumbrar mejor, señora María lo llamó para que fuera a comprar pan asado para la once.



Juanito, quedó solo sobre el tejado y estaba tan entusiasmado mirando el volantín que subía y subía hacia lo alto que no se fijó dónde pisaba y al retroceder
Tiranteándolo cayó al vacío.
El niño quedó inconsciente tirado en el suelo, su mamá lo llevó cuidadosamente a la cama; casi no respiraba.
Cuando, Luchín, llegó con el pan ... nadie se acordó de la once, era más importante cuidar al enfermito.
Luchín, lloró mucho... mucho; ya que por no bajarlo su hermanito había sufrido esa fatal caída.
Como lloraba tanto, su padre lo sacó del cuarto del accidentado y lo llevó
a dormir a la pieza contigua. Cuando logró hacerlo tuvo este extraño sueño:

“ Escuchó a mucha gente que rezaba ... que su mamá lo abrazaba fuertemente ... y llorando le decía: tu hermanito ha muerto ... ya no lo veremos más ...
Y que al oír esto, él salía a la cancha con su volantín ... que lo encumbraba un buen rato ... y que cuando estaba lo suficientemente alto hacía un orificio en una carta que tenía preparada ... luego pasaba el hilo a través de él ... que empezaba a tirantear con rapidez ... y que con cada tirón que daba su, carta, subía más y más hasta juntarse con su volantín que ya había legado a las puertas del cielo donde estaba san Pedro, quien reparaba primero en ese volantín de colores tan brillantes y alegres luego en la carta .
¡Su carta...!
Como iba dirigida al Padre Celestial, san Pedro corría a entregársela. El buen Padre Dios, leía lo que le pedía en ella: ¡que le devolviera la vida a su hermanito ! ...
Entonces el Señor se conmovía con esta súplica y tomando su timbre celestial le estampaba la palabra ... CONCEDIDO.
El mismo enseguida volvía a colocar la carta en el hilo de su volantín que todavía se mantenía en lo alto; con sus sagradas manos lo giraba y lo colocaba en dirección a la tierra ...y lo soplaba suavemente para que comenzara a bajar ...
Y él parado en medio de la cancha con la mirada siempre fija en el cielo, al darse cuenta que su carta venía de regreso ... comenzaba a enrollar rápidamente el hilo en la cañuela ... En su sueño también Veía que al desprenderla descubría la palabra : CONCEDIDO ... lo cual lo ponía muy contento .

Y fue en es momento que se despertó ... o mejor dicho lo despertaron los rayos del sol que entraron a la pieza cuando su mamá abrió la ventana ,Ella también se veía contenta se sentó a su lado lo abrazó fuertemente ,y sonriendo le dijo que el médico había regresado encontrando milagrosamente recuperado a su hermanito.
El muchachito ,visiblemente emocionado le contó el sueño que había tenido, su madre después de escucharlo le dijo:
_ Está claro que sólo fue un sueño hijo, pero recuérdalo : si le pedimos cosas buenas a nuestro Padre Dios ...Él siempre ... nos responderá ... CONCEDIDO .





Entonces, Luchín, se levantó rápidamente se dirigió a la cancha a encumbrar de verdad su volantín e hizo subir hasta la puerta del cielo una carta especial ...
En ella con letras bien grandes... solamente escribió:

“ G R A C I A S “
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