Se encantó conversando consigo mismo en otro plano astral según él. La compañía era perfecta. Hablaba de todo. Es mas, de nada.

Su inspiración: una casa hermosa.

Su otro yo lo escuchaba atento y esperaba el momento preciso para contestar algo a lo que hablaban. Hacia calor y unas pocas brisas entraban por la ventana refrescando un tanto el ambiente.

Ya casi no quedaban palabras y no pudo escribir cuando lo intentó. Guardo su cuaderno y su lápiz. Pensó después que podía ser una falta de respeto dejar mirando a su otro yo y a la otra figura ahí sentada mientras a él se le ocurría escribir.

Ni segundo ni minutos pasaban para este personaje. Todo estaba como debía estar. El sofá blanco donde se hallaban sentados, la mesa de centro, sus zapatos sucios, su aliento a tabaco y una que otra mancha en sus lentes. Incluso el silencio que a veces entraba para sumarse a la conversación.

Calibro su mirada en la otra figura que estaba ahí y distinguió características de una buena persona. Era la anfitriona, muy buena persona.

Escuchó lo que ella decía y un móvil interrumpió un buen desenlace del tema.

El sol bajaba lentamente por las espaldas de los 3 participantes. Hasta que uno se retiró para ver la luna media de ese hermoso día.

No anochecía todavía cuando él tuvo que irse. Solo miró la estancia otra vez recorriendo cada milímetro y cada sombra, buscando mas detalles fulminantes y llenos de encanto que lo hicieran permanecer allí por mas tiempo.

Quiso dejarse caer, pero no era el momento no el lugar. Quiso decir muchas cosas mas pero tampoco las dijo.

Una pecera, piedras de colores y velas tipo tigre fueron la ultima imagen antes de emprender el camino de regreso.

Le prometió a su otro yo y a la misma casa volver otra vez.

Se despidió con un “ nos vemos”, un abrazo y una gran sonrisa. La frontera entre realidad y fantasía ya se extinguía.

Bajó las escaleras y al salir, su otro yo y el plano en el que se encontraba se desvanecieron pidiéndole que retornara pronto.

Miro hacia atrás y simplemente lleno sus pulmones de aire. Respiraba todavía.
Se había sentido en los cielos y pensó mas de alguna vez ahí sentado que en verdad era un sueño. Pero no fue así.

Realidad pura y mística se repartió por todo el lugar. Se sintió lleno después de todo.

Pasarían días para poder volver a sentir lo mismo. Pero de todas formas seria diferente.

Tomó la dirección del sol y se perdió al doblar una esquina. Solo pensaba en la pecera, las piedras de colores y las velas tipo tigre.

Tenia el título. Pensó en que escribir.

Y lo que escribió... terminó igual que esta historia.