El miedo primigenio a lo desconocido,
Los clamores han dado paso a la histeria,
Ya nada es como antes,
Ya nada tiene explicación.
Todos tus vínculos han sido borrados para siempre,
Ahora eres un paria desterrado que vaga en la oscuridad,
La clandestinidad es el único modo que tienes para sobrevivir,
Sólo las ratas comparten tu lecho,
Un lecho de inmundicias y enfermedades.
No hay tiempo para la alegría,
Ni siquiera para la tristeza,
Son vacuos los sentimientos,
No hay remordimiento en tu mirada,
Sólo fuego,
Sólo acritud.
Has sido engañado,
Y cruelmente humillado,
Todavía resuenan en tu mente los gritos desesperados,
Las palabras no pronunciadas,
Las lágrimas no derramadas.
Oscura luna,
Símbolo de la fuerza oculta,
Madre de los desamparados.
Con tu mortal palidez,
Observas sosegada el paso del tiempo,
Presuntuosa,
Impenetrable,
Mil secretos nunca revelados,
Mil acordes desesperados.
A ti, la más querida,
A ti, la más deseada
Mi reina,
Mi única benefactora,
Un deseo largamente anhelado,
Un ángel de negros cabellos,
Un alma atormentada.
De las frías tierras del norte,
Atravesó la espesa oscuridad de la noche,
Grácil criatura,
Con su vuelo silencioso,
Acunó las sombras,
Meció sus alas en mi cuerpo,
Devoró mis entrañas sin respeto,
Robó los ojos que un día observaron
La iniquidad de aquel pueblo,
Que un día creyó grande y poderoso.
Mi reina,
Mi Diosa,
Acógeme de nuevo en tu seno,
Devuélveme la fortaleza que antaño tuve,
Unido a ti para siempre,
Acunado por este bello arcángel,
QUE ME CONDUCE A TU PRESENCIA.
(18-02-05)
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