| Estoy caminando una calle cualquieraMis ojos no miran,
 Para eso están los de los otros,
 Para que miren
 Por donde yo transito mi paso cansado
 Y que se cuiden,
 De mi andar apresurado y pausado
 Pues mi apuro se debe
 A que estoy en una ciudad sin perros.
 No, no son perros esos
 Que llevan con cuidadoso cuidado
 De a cuatro, cinco o diez
 Los paseaperros de veredas ocupadas,
 Esos son canes, tristes
 Canes de departamentos apilados.
 Los perros son otros,
 Los de dientes afilados, de colas libres,
 Ondeantes, sucios
 Lomos, patas fuertes y de orines marcados.
 Esos son los perros
 Que esta ciudad no tiene, no quiere.
 Como no quiere hombres,
 Ni mujeres esta ciudad desea ni quiere
 Le basta con los oficinistas,
 Los abogados, los doctores, los taxistas,
 Le alcanza con las modelos,
 Las vendedoras, las floristas y alguna que otra
 Puta alzada en celo
 Por eso me camino despacio, lento, terco
 Una calle cualquiera,
 Por eso es que no veo, que vean otros
 Lo que no quiero ver.
 Que ellos gasten sus ojos viendo lo que no está
 Que gasten sus zapatos,
 Apurados, corriendo corridos todos los días,
 Todos los meses, los años
 A mi me basta con el andar apurado, urgente,
 De caminar por dentro,
 Por donde tus manos anduvieron y siguen andando,
 Por esa esquina dibujada,
 Tal vez hasta pintada y acuarelada en besos
 Y para eso no necesito ni quiero
 Ojos que vean lo que yo veo, y siento y quiero.
 Hasta tal vez no necesite
 Caminar una calle cualquiera, basta que me pare
 En un adoquín de luna
 Y vea hombres y mujeres, y perros, muchos perros
 De dientes apretados,
 De patas fuertes, de lomos sucios, de colas libres,
 Para eso tengo estos ojos
 Los que no tienen otros, los que nadie mas tiene.
 
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