| Era la noche.No cualquier noche, sino
 “la noche”
 Presiento en mi entorno
 Agitarse los inescrutables
 Misterios
 Que reinan dentro de lo oscuro,
 Agitando
 Mis temerosos huesos yacentes
 En esta mortaja de carne.
 Su elástica,
 Peluda y parda pata estira,
 Una cucaracha voraz,
 Rozando y arrancando, en su viaje
 Mi único ojo verde
 Que cae,
 Derramando visiones coaguladas,
 Que ya no volverán a ver.
 Lo recoge una atrofiada mano
 De tres dedos,
 Que descubro mía, al sentir
 El frío contacto de las cosas vistas.
 Anhelantes corren,
 En la oscuridad que los detienen,
 Mis pobres pies descalzos,
 Y en vano buscan
 Luz,
 O una puerta donde escapar
 De la oscura noche negra.
 Choco contra la pared,
 Una pared,
 Y mi cráneo siente los pedazos
 De la piedra,
 Que se clavan en lo blando
 Del cerebro atormentado.
 Grito.
 Grito fuerte… fuerte… fuerte… y
 Consigo despertar!!!
 Restregó con fuerza mi único ojo verde,
 Con tanta fuerza que me duelen
 Los tres dedos de mi pobre mano,
 Entonces se que estoy despierto,
 Todo ha sido un sueño, aún
 Sigue allí mi cuarto oscuro.
 Y casi soy feliz de estar despierto,
 Cuando siento el caer pesado,
 De una cucaracha contra el piso.
 
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