CUATRO HISTORIAS




“Verónica busco desesperadamente la entrepierna de su ocasional amante, hasta que su curiosidad se vio satisfecha.
Deseo con todas sus ansias tomar para si la carne mórbida que sus manos tocaron, y un leve rubor la hizo detenerse; no podía ser tan fácil...”.
Mientras cerraba el libro, tuvo la sensación de que era observado por alguien en el tren; el muchacho que tenia sentado adelante disimulaba mirando hacia la ventanilla, pero en el reflejo del vidrio, sus ojos se encontraron varias veces durante el transcurso del viaje.
¿Sabría alguno de los pasajeros del vagón el tipo de novela estaba leyendo?
No, era imposible, pero igual, se sentía observado; por más que trataba de disimular su nerviosismo leyendo esa ficción barata, se había topado con una de esas partes cargadas de imágenes sexuales que eran preferibles de leer en otro lugar. No en un tren atiborrado de obreros.

El escritor abandono la idea...”el protagonista leyendo una novela de sexo en un tren atestado de pasajeros”... no era un clima subyugador para lo que tenia en mente.
Buscaba otra cosa...algo mas perturbador, pero con verdadero suspenso.
“Tendría que escribir algo mas profundo”...pensó, pero no se le ocurría nada...como otras tantas veces.

Mejor apago la computadora...escribir sobre un escritor....mmm, no es una buena idea