Tu espalda es el desierto más cálido cuando se asoma el ocaso, tu piel es más sensual que la danza que inician las arenas cuando el viento las toma en sus brazos, granitos tan pequeños y finos como lo son tus manos, acompañan tu suavidad que se convierten en el horizonte más curvilineo que he recorrido, eres el despertar de las aves cuando tus ojos se abren, ojos grandes e intensos que vuelan por sus tierras cuando me miras de reojo, me encanta mirarte en la penumbra cuando te asomas a mis aposentos, me gusta quererte en la privacidad de lo nuestro.

Y tu boca es el oasis escondido que me llena de vida cuando brota agua de ellos, eres la ruta más interesante que he conocido, eres el más bello de todos los desiertos que he visto porque no eres seco, ni florido, más bien eres una mezcla entre lo humano y lo divino.