Dejaste los sobros en el plato y te dirijiste a mi con un desprecio que me parecia familiar:
-Rosa, eres una inutil, nisiquiera ser mujer lo haces bien -mientras me empujaba hacia la pared y al tocarla parecía desvanecerme a sus pies.
Me miró como si lo que tuviera en frente no fuera mas que un trasto viejo al que soportaba por mera obligación; volteó bruscamente su cabeza y se internó en su sitio de trabajo.
Mientras yacía tendida sobre el suelo, intentando recuperar el aplomo tras recorrer los recuerdos felices de la vida que imaginó para si; su mente intentó inutilmente remediar la grotesca situación que se repetía con tediosa rutina desde el día que decidió "ser libre" al salir de su csa para "encontrar el amor".
Se rodeó de sueños e ilusiones y decidió que no podía esperar más. Mientras Pedro, sentado en su escritorio envuelto en papeles y fajos de expedientes se internaba en lo que parecía ser una larga noche de desvelo.
Rosa lo habia planeado todo, sería perfecto, le llevó una taza de cafe a su marido cuya expresión de agradecimiento fue un gruñido de desprecio y asco; aún así Rosa se llenó de paciencia para lograr su objetivo.
Cuando por fin Pedro se quedó dormido sobre la mesa, Rosa puso en marcha su plan perdido para ella pero el momento de la dulce venganza había llegado.
Sacó un cuchillo de la cocina y un arma que había comprado un par de meses atrás, se puso unos guantes de cuero, de los cuales su marido no tenía conocimiento y manos a la obra.
Rosa, debido a unos cursos de primeros auxilios conocía muy bien el manejo de ciertas medidas de emergencia como acceder una via venosa, tomando la branula la introdujo en su brazo y comenzó a esparcir sangre propia en la sala, cocina y principalmente en el estudio donde se encontraba el. Tomó el cuchillo y lo untó de sangre, asi como hizo con la ropa de su marido, y algunos de los papeles sobre el escritorio, habría suficiente sangre como para pensar que el daño causado en ella le habia causado la muerte. Cuando hubo terminado, tomo los guantes y se los puso a Pedro, encajó el arma en su mano y el cuchillo quedó tirado en el suelo en un charco de sangre.
Después, cuando hubo terminado la ambientación de la escena tomó su ropa llena de sangre y la metió en una bolsa que escondió en su cochera, se cambió y salió rumbo hacia su nueva vida.
Temprano en la mañana, la policía había recibido la llamada anónima de un hombre que juraba haber descubierto un asesinato. La policía llegó hasta la casa de Rosa, al ver que no habrían decidieron entrar a la fuerza. Encontraron sangre por toda la casa y en el estudio: el cadaver de un hombre que se había suicidado al descubrir lo que había hecho a su mujer.
JFV :) |