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Inicio / Cuenteros Locales / Soli / Escueto ensayo sobre el origen de la filosofía

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La filosofía existe desde que el ser humano es amigo de sus propias potencialidades. Pero cuando esto ocurre no vemos filósofos por ninguna parte, ni siquiera sabemos que existen, están allá lejos o en la esquina contentos con lo que son y con lo que hacen. Viven en una lucha constante por no caer, por no perder sus facultades, por no despegarse, por mantenerse en el ejemplarizante nivel de los dioses, batallan por ser como ellos, batallan por ser ellos, porque saben que pueden llegar a serlo, ven la vía abierta, conocen la Posibilidad. Sólo cuando pierden y caen en el putrefacto fango de la humanidad es que nosotros tenemos a un filósofo: alguien que nos habla de lo poco que recuerda, algún triste que ha perdido en la batalla y se junta, como sabio, a lo que más le repugna que es todo el resto de la humanidad y la imbecilidad con que ponen nombres a las cosas, insistiendo en la caída, insistiendo en el alejamiento...

Lo que entendemos como ""los primeros filósofos"" fue gente que perdió. Por alguna razón Alcmeon dijo que ""el hombre muere porque no ha logrado unir su principio con su final"" quizá Alcmeon lo intentó y perdió, quizá por lo mismo no le quedó más remedio que bajar la cabeza y perder el tiempo hablando a los demás cuando curiosos algo le preguntaban (""¿De dónde vienes?"" es una pregunta de múltiples sentidos)... un caballero derrotado; de ellos, más que de nadie más, proviene lo que conocemos como nuestra civilización. No fueron grandes hombres, fueron perdedores con una gran dignidad... pero perdieron, cayeron.

Los vencedores nunca han sido conocidos por nadie, la batalla continúa hasta el último... instante. Sólo muertos pueden reír y muertos ríen de verdad. Mientras viven, sólo pueden reír por dentro como algo que se quema en su fuego interior. Por supuesto: todos se ríen cuando son capaces de tumbar a alguien más; son aportes que esa gente le entrega a la humanidad.

Unos dicen (de los que caen) que el Ser se mueve, otros dicen que el Ser no se mueve y eso arma toda una polémica de siglos, pone a algunos a pensar, a ver dos tesis en donde sólo hay una: Si el Ser cambia por que el Ser en sí es cambio porque si no cambia no es ser, el ser se mantiene igual cambiando y el cambio lo mantiene así en la misma forma de su ser. Claro que el ser cambia y claro que el ser no cambia... el ser no cambia porque cambia. No hablamos de una foto, de una imagen paralizada... hablamos del ser. ¿Cambia quien crece? ¿Cambia su ser? Si no crece deja de ser Ser. Hasta uno mismo se mantiene ser cambiando, si me paralizo dejo de ser ser, pero mi ser mientras cambia no cambia: continúa siendo mi ser y por eso mi ser no cambia cambiando, porque cambiando me mantengo ser: porque es mi forma de ser el que procura mis cambios.

¿Quién tenía razón Parménides o Heráclito? La misma pregunta es brumosa y oculta algo: ambos tenían exactamente la misma razón, una misma razón a través de dos seres, dos caídos complementarios. ¿Por qué caídos? Porque hablaron a los hombres: abandonaron el poder de su ser o lo canalizaron hacia la inutilidad que hace a la historia.

No basta agacharse para hablarle a los hombres, no es suficiente, hay que caerse, completamente, irretornablemente, fatalmente, dolorosamente, de verdad; con vertirse en el sujeto negativo de toda clase de estupideces, aberraciones, y hasta a veces de las guerras más absurdas que se dan entre los hombres. Caso pintado: la vergüenza de Jesús o de Mahoma, casos diabólicos difíciles de comprender ¿Hubieran abierto la bocota de saber que sus vidas generarían tantos fanatismos y asesinatos? Quisiera creer que a pesar de todo tuvieron la razón, quizás vieron en el futuro más allá de lo que ahora nosotros podemos ver hacia atrás. Quizás las guerras, las matanzas, las quemas y las decapitaciones (las herejías) necesitaban un lema que los amparase en su sin razón. Los Asesinos matan porque quieren o porque necesitan matar, da lo mismo si lo hacen en nombre de Satanás, de Cristo o de Dios; en los últimos dos casos hay una Iglesia que ampara a los transgresores..., para el bien o para el mal..., para bien o para mal, pero de cierta manera caen bajo su control..., sabemos que quienes matan por cuenta propia están más desprotegidos.

Entonces tenemos que la filosofía es el uso de la propia potencialidad y que la potencialidad cuando es usada no requiere de palabras (porque es comunión con la verdad, con lo verdadero, no con sus representaciones). Sólo quienes caen de tal estado se entretienen jugando con los hombres haciendo uso de palabras.

De los verdaderos filósofos no sabemos nada... porque ciertamente existe una verdad y se está o no se está en ella. Sólo podemos referirnos a ella cuando en ella ya no estamos más.

El legado filosófico (aquel que conocemos) no es más que intentos de recuerdos, infructuosos intentos por recordar, algo parecido a saber de verdad, y que a la vez dista mucho de ello.

Quienes persisten en el combate no hablan jamás de sus proezas y no se satisfacen con ningún alcance. Todo escalón es y es un estado pasajero en espera de su propia afirmación y superación.



Texto agregado el 03-03-2006, y leído por 3264 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
21-02-2008 Sorprendente!!!!! Ac0sta
03-03-2006 esta bien, pero esa tarea no es excluyente de filosofos, estos o son la gran cosa, creo que no hablas de filosos sino de santos o misticos la_gloira
 
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