Y si en la senda hay barro, hablaré de barro,
y no de rosas blancas.
Y si los niños febriles de miseria mueren de frío,
y si las madres sin pan, pecho vacío,
a sus hijos que gimen,
no amamantan,
no diré que haya sol sobre la tierra
aunque estalle de luz esa mañana.
Y si se mata con esa nueva arma
Multitudes inermes,
no diré que haya arrullo de palomas
en coloquio de paz sobre las casas.
Mientras haya miseria,
y no exista piedad para amenguarla,
y no puedan algunos
penetrar en las aulas donde aprenden otros,
no he de cantarle al cielo ni a los pájaros,
ni cantaré tampoco noches claras.
¡Esta es mi letra...!
Y mi palabra las tendrá todas
Que el pensamiento valga.
No talarè mis árboles gigantes en frustración enana,
ni nacerán eunucos los hombres del mañana.
Y mi voz se desnuda, y así desnuda avanza,
¡y que la vean..!
Así desnuda irá diciendo estrofas con las cosas que duelen
Y dan rabia.
Destruyendo montañas si precisa, y desbordando mares,
Si hace falta.
Mi pobre letra...
¡capaz de caber en una lágrima!
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