Inicio / Cuenteros Locales / Arfazel / Una historia absurda y triste.
A las doce en punto su hija llamó a la puerta. El anciano le abrió y, como de costumbre, se abrazaron. Ella le preparó un té con limón y una pizca de azúcar y le anunció:
- Al fin han venido los de las mudanzas. Voy a avisarles.
Se asomó a la ventana y con una señal indicó a los cuatro fornidos operarios que podían subir al piso.
Instalaron una polea en la terraza y en un par de horas el hogar estaba completamente vacío, excepto por el cajón de una mesilla de noche que dejaron para que el viejo se sentase. Entonces la hija acompañó a los mozos hasta el camión, con el pretexto de pagarles.
El anciano, sentado frente al ventanal, vio cómo aquella mujer subía al furgón con los cuatro forzudos y desaparecían en la lejanía.
De pronto el hombre cayó en la cuenta de que jamás había tenido una hija.
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Texto agregado el 03-03-2006, y leído por 505
visitantes. (14 votos)
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Lectores Opinan |
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20-03-2006 |
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Impecable e implacable.***** entrelineas |
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19-03-2006 |
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mencantó mangolia |
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16-03-2006 |
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La inconciencia de quienes se aprovechan de las debilidades ajenas, es una historia terrible !… y que sin embargo puede suceder. Pobres viejos que se quedan solos, pobres hijos y nietos que los abadonan sin pensar que ellos también pueden corre la misma suerte! loretopaz |
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15-03-2006 |
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Cómo tú bien dices, es absurda hasta que lees la última frase y te invade una gran tristeza...un beso eloisa |
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12-03-2006 |
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la vejez próxima me agarró la sesera...que triste oscartrinidad |
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