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Inicio / Cuenteros Locales / anai_lemus / Volare (sujeto a corrección)

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La verdad es que Don Víctor, sentado ahora frente al volante, sudado hasta el culo, y con la vieja al lado... no se explica en qué momento de locura se le ocurrió sacar de picnic a esa tropa enfermante de familia que le tocó tener.
Son dos horas de viaje... y ya quiere tirarlos por la ventana sin llevar ni media hora, malditas vacaciones... sólo le cagan los nervios y ya podridos los tiene.

Él, lleva una camisa Tropicalísima (con sudor y todo), con un papagayo pintado de los colores que sólo un japonés enajenado por sacar pronto la producción podría creer posibles, la naturaleza seguro no se los daría jamás, su amada esposa, lleva un vestido que ni siquiera vale la pena describirlo... digamos que es un poco... exótico, eso... (Por cierto, hace lindo juego con la camisa de Víctor) Los niños, que son tres y machitos todos, van amarrados con los cinturones de ¿Seguridad?. Doce, el mayor... los demás se llevan por cuatro años... este es el lapso que le tomaba a Víctor caer nuevamente en desgracia.


-¡¡Papaaaá!!! ¡El Patricio me está metiendo los dedos en la nariz...!!!

-¡Deja a tu hermano o te los corto Patricio! ¿Es que están todos locos estos críos de mierda?

-No les llames así, Vichi, son nuestros hijos y debes amarlos por lo que son...

-¡Pero cómo los fuiste a parir tan raros!

-Son especiales... no raros.



Es claro que Don Víctor debería voltear a ver a los niños... a Jorgito le va a quedar la nariz como enchufe, si es que no le sangra antes. El menor, Lucas, está tranquilo, tiene lápices de colores y está dibujando un autito... ojalá no se de cuenta que también tiene muy al alcance de la mano una tijera.

Nuestro personaje No sabe cuando ni cómo se convirtió en Vichi, tampoco pretende gastar ningún esfuerzo en entenderlo, está muy gordo y muy calvo para eso. Sólo rata de concentrarse lo máximo posible en el camino, apagar sus sentidos a todo lo que no sea asfalto, autos y líneas continuas o cortadas.

-¿Papá falta mucho?-

-Ay Andrés, no vas a lograr que lleguemos antes preguntándole lo mismo a tu papá cada cinco minutos-

-Es que quiero ir al baño-

-Y yo tengo hambre-

-Yo tambén-


Pasan por el lado de una patrulla de carabineros, aparentemente vacía, pero más adelante los detiene un representante de la ley. Don Víctor maldice entre dientes, justo lo que necesitaba, una multa. Al ver acercarse al carabinero, se aguanta las ganas de pedirle que use la pistola y lo saque de su miseria.

-Vichi, te dije que no anduvieras tan rápido-
-¿Mami, te van a llevá peso al papá?-
-No idiota-
-Jorgito!!! Cuántas veces te hemos dicho con tu papá que no trates así a tu hermano-
-Papá falta mucho-


El carabinero se acerca al auto, se agacha y mira hacia adentro, es una típica familia veraneante, probablemente sean pasajeros de alguna ciudad cercana y van por el día al lago.

-Señor, sus documentos por favor-

El hombre le entrega los documentos. En ese momento el oficial se percata de su cara. Es una cara en agonía, de cansancio. Se fija en los niños. El más pequeño esta trenzado en una pelea con el del medio, mientras este se encarga de pintar toda su cara con un lápiz rojo. El más grande sacude el hombro de su papá, al parecer la media hora de viaje ha sido muy aburrida. La señora lee una revista de farándula mientras le llama la atención por sobre sus hombros a los niños.

“Pobre” piensa el oficial mientras le devuelve los documentos.

– O.k. esto es sólo un control de rutina-

Don Víctor le da las gracias al oficial, mientras enciende el motor nuevamente. No sabe porque le dio las gracias. No entiende a sus hijos, ni a su señora.
En el retrovisor se percata que otro auto los va a adelantar, en el interior viene otra familia, no muy diferente de la suya. A excepción que ella le toma la mano a él y los niños vienen durmiendo. Por un momento la cara del hombre se transforma en la suya. Está feliz. El espejismo lo saluda

-Vichi, despierta!!!... te estoy hablando-


Detiene nuevamente el motor, lo inunda una rabia ciega, mas bien, una hemorragia de ira, ésta comienza en asomar en la boca de su estómago, agria y quemante, mira por el retrovisor a los niños, Lucas lo mira con su cara toda de rojo y azul, jorgito decidió que era hora de romper todos los dibujos de su hermano, Andrés lo mira ansioso...

Maneja, Vicente, maneja más... se dice en silencio, ya vamos a llegar, si ya no falta tanto, mira qué lindo está ese lugar, hagamos el picnic acá... entonces deja su diálogo interno y les dice:

-¡Ya está! Se bajan acá todos, está bonito, hay pasto y, si tenemos suerte, los pica una araña y a tu mamá la muerde una víbora.

-Yo sé matar víboras!!! Les abres la boca y las rajas por la mitad... -
dice jorge

-¿Mamá? ¿Hay arañas acá? Pregunta asustado el pequeñito un graffiti en la cara.

-Nooo, corazón, ni arañas ni nada, son bromas tontas del papá, tú sabes que tu papá es medio tarado... dice ella sin siquiera despegar los ojos de la revista mientras se baja del auto.

Por supuesto, los niños ya están abajo, comienza a bajarse ella, ahora Vicente mira el auto, vacío, amplio, lo quiere así para siempre, entonces toma la tantas veces soñada decisión. Comienza a descargar todas las cosas que traen para el paseo y ella comienza a ofrecérselas a los chicos que corren y juegan a patearle el culo al que no logra sentarse antes...

-¿Adónde vas, Vichi?

-¡Voy a la gasolinera más cercana, no cargamos las bebidas!

-Ahhh!... bueno, yo por mientras armo todo acá, no tardes vichi, que los chicos se aburren si no juegan contigo.

-¡Claro!... querida mía...


Ese “querida mía” se le deslizó por el labio superior y le dibujó una sonrisa siniestra, ya estaba cerca, sólo había que manejar y manejar, alejarse, no volvería nunca, se iba de inmediato a comprar un pasaje adonde fuera, ésta era la última vez, ni siquiera miró atrás, no, sólo manejó, aunque la sensación era mas bien de... Volar.





Texto escrito por Anai Lemus e Igancio Arriagada (meriodemi)

Texto agregado el 03-03-2006, y leído por 399 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
09-07-2007 muy bueno el ritmo, los dialogos, el cuento todo. Gourmet
04-01-2007 es un texto que da a conocer aquel segundo infinito de un segundo. el relato está muy bien llevado, aunque no tiene matices de cuento, pero sí se hace una lectura amena y agradable. te felicito propoeta
06-07-2006 Buen relato... y el final me encanta, al fin y al cabo es un final feliz... Nomecreona
12-05-2006 Qué bueno el ritmo de este texto! Me encanta cómo entrelazas las explicaciones con los diálogos. Fantástico. 5 estrellas voladoras! jau
08-05-2006 Muy bueno. Me encanta tu forma de narrar los hechos. Muy personal, muy tuya... Es apreciable. te dejo mis 5*. No soy generoso con eso de las estrellas, pero hasta ahora te mereses la mejor nota que puedo dar. Por cierto me encanta tu objetividad. Todos aquí escriben cosas personales, y del amor, y de esas cosas que están por demás trilladas. Pirucka
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