Caminaba despacio, con una sonrisa inerte como de fierro fundido en un río de lágrimas. Su mirada era débil bajaba la vista a cualquier caminante que deambulaba por su paso, no tropezaba con barreras las destruía, destruía todo obstáculo a su paso.
Guiaba su andar por aquella brújula de vida regalada años atrás por sus padres, esa brújula que la dirigía por lugares donde el peligro no volteaba la vista, a pesar de aquello muchas veces la encontró en la esquina del mismo lugar, ese sendero abandonado de su vida, ese recuerdo que muchas veces encontraba mas en sueños que en horas de vigilia…si, si encontró alguna ves en su paso al peligro…
Tras horas de caminar por aquel lugar en que sus sueños dieron vida a su imaginación, dio la vuelta sobre sus pies y retorno el camino a casa…
Ya en su habitación y sin el bullicio de la calle (que impide todo pensamiento)
Se sentó agotada a los pies de su cama quedando de espalda a su ventanal que reflejaba la luz del atardecer, quedando de frente a lo que ilusamente temía… su sombra…
Converso con ella horas retomando temas de su infancia, sus alegrías y penas sus frustraciones y logros tratando de encontrar el porque de las metáforas y comparaciones en su vida… aun así a pesar de la interminable charla con su reflejo opaco y ya acabándose la luz del atardecer se despidió de su también cansada sombra, ya no le temía debía madurar, debía comprender la importancia de las decisiones, esas que nos marcan la vida, y así lo hizo cerro los ojos y callo rendida por el sueño.
Se dijo a ella a su sombra y a dios hasta mañana y durmió con la ilusión de encontrar en sueños lo que le faltaba comprender en vida