Evoco mi recuerdo en los cristales, donde gota a gota mis ojos de niña disfrutaban el festín de notas rotas de la lluvia en el invierno...

Evoco el magnetismo del calor en mi piel, la frescura del viento en mi cara, lo deslumbrante del color y aroma de una a flor, la ternura que sólo inspira la simpleza...
No es que tan bellos detalles no desaten hoy en mí un caudal de amables sensaciones, es más bien que el disfrute se empaña por los sinsabores vividos, se dificulta el reparar en cada regalo precioso y sencillo, es que cada vez que se evoca un mal recuerdo, no es las gotas de lluvia lo que asoma , sino que lágrimas, ese líquido tan dual que representa la expresión máxima de nuestras más ocultas emociones, y que en ocasiones debiesen quedar así, oculta cómo ellas, porque cuando afloran en nuestros ojos por una congoja, nos desnudan frente al mundo y empañan todo cariz que de otra forma pudiésemos percibir, mas luego de vertidas, amo también mis lágrimas, puesto que me liberan ese nudo que la respiración atormenta, OH si que he de adorarlas cuando reflejan mi alegría y algunas vez las provocó el éxtasis de entrelazar mis sentidos con los que no eran míos...

Por qué, cual será la razón de que a medida que el tiempo avanza se siente que acelera, que no nos asombra un suceso tan infinitamente sencillo y complejo cómo nuestra respiración, mas una tristeza es capas de paralizar hasta nuestro pensar...

No he de decir que quiero volver atrás, a esos años en que tal vez la ignorancia que sólo permite la inocencia me hacia reparar en cada gota de lluvia o en cada aroma que dejaba el agua al entrar en contacto con algo…

Si pudiese obtener un remilgo de ese entonces, me quedaría con el disfrute de las simplezas maravillosas, que ahora cuando no las evoco no logro percibir... mas queda en mí un atisbo de esos tiempos: el convencimiento férreo de que mañana todo estará bien, que las lágrimas aflorarán en mis ojos por una alegría, que mi corazón estará tranquilo y que el largo camino que recorreré tendrá menos tropiezos que el ya caminado... sin embargo, no puedo olvidar que lo que hace a estos días míos más apesadumbrados, es que en el trecho de esa ventana mojada por la lluvia, mi corazón no había perdido nada, y hoy cómo de eso se trata crecer, ya ha perdido demasiado, está escaldado por la inconstancia que le ha sido demostrada y no sólo eso, sino que se ha ido un ser humano que ama, el que le mostró lo que era sentirse protegido, arrullado , querido, mimado... mas yo se que me mira desde algún ángulo de este abismo y ve que las lágrimas asoman a mis ojos y escurren por mi cara y sé también lo que procura contarme...”aún estoy no puedo abrazarte con los que fueron mis brazos, pero recuerda cuando escuchabas mi risa y yo la tuya, todo estará bien y no te he dejado sola, sigue ese camino que comenzaste conmigo y me instaba a mí a vivir, no obstante, llegado cierto día los años comenzaron a pesar y me sentía cansado, casi feliz y plenamente satisfecho, por eso cerré así, tan abruptamente mis ojos, pero dándoles el tiempo de que se despidiesen de mí, dormido para escucharles y sentirles...” yo sé que eso quiere decirme y yo sólo le respondo; abuelo yo te amo...secaré estas lágrimas que no son de tristeza sino de la alegría de la que tu recuerdo me impregna…. Cuando lo evoco y siempre.