Amor y odio
Crecemos creyendo que no sabemos nada del amor y que lo sabemos todo, que jamas seremos capaces de odiar a alguien y le gritamos a nuestros padres, hermanos, amigos y a nuestra pareja.
Creemos que el amor al igual que el odio son sentimientos intensos que dificilmente podemos alcanzar, nos educamos con los conceptos de antaño de esas dos sensaciones, cuando realmente estan siempre entre nosotros, formando parte de nuestras vidas en cada momento. El odio puede ser insignificante y no por eso deja de llamarse odio, podemos amar la forma de mirar de alguien, el sabor de alguna comida de nuestra abuela, de nuestra madre, la figura del sol saliendo desde el horizonte o la forma en que besa una persona.
Me he dado cuenta de tanto odio que sale de los labios de las personas, de sus acciones, puedo ver la hoja marchita cada vez que se odia, la lagrima de sangre en la persona odiada, esa lagrima que no se ve ni se siente y que mancha nuestra sonrisa.
Los prejuicios que nos detienen y que parecen cadenas que impiden conocernos profundamente, que destruyen relaciones aun inexistentes.
Puedo ver la falta de tolerancia, la falta de paciencia, la carencia de escucharnos los unos a los otros, la tristeza de sentirse no escuchado, de sentirse incomprendido.
Quiero abrir los ojos y notar en un abrazo aquel amor que tanto busco en la amistad verdadera, aquel beso sincero que no se sienta forzado, dejar de ver el otoño y no tener miedo del invierno, ver florecer las flores...
El amor no es tan complicado, solo se tiene que pensar en la otra persona cualquiera que sea y dejar salir esa bondad que todos tenemos.
El amor y el odio son cosas que llevamos y que las practicamos diariamente, no es algo que sea dificil de sentir, no es algo que sea inalcanzable para nosotros. |