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Inicio / Cuenteros Locales / ojosdefalsocristal / Mil y un años en la caja del tiempo.

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Despierto en la mañana y veo todo oscuro. No recuerdo dónde estoy o a dónde fui. Se siente un goteo y una luz se prende con la potencia del sonido de un estruendo en una sala vacía. Me veo corriendo hacia la luz, esperando una respuesta a mis interrogantes. Una ventana se abre y el viento me bota al suelo. De pronto recobro el conocimiento, abro los ojos, y me encuentro en la ventana, parada en el marco, miro hacia abajo y sólo hay vacío, un negro vacío que amenaza con tragarme. Recuerdo entonces poder caminar sobre él, y así lo hago, rogando para que aquella fuerza tormentosa no se rompa, y lograr salir adelante. Aparece un sendero. Camino y camino, aún está oscuro y sólo veo mis pisadas marcando suaves manchas de tierra sobre la arenisca blanca y salada. ¡Estoy cayendo, estoy cayendo! Mis pisadas no tienen fin, y los cinco siglos que han pasado parecen borrarse en aquella tormenta de arena. Mi alma se escapa, pues la tijera ya rompió el hilo de cristal. Vuelo y soy libre, pero ¿es ésta la felicidad?, pues si lo es, no me gusta, y prefiero volver a mis pisadas y pasar cinco siglos más recorriendo los senderos de la vida. ¡Auxilio, auxilio! Quiero despertar, pero aquella cadena atada a mi pie, no me deja atravesar la pared de plasma. Me devuelvo. Se me ha presentado un hombre de ojos oscuros, pelo negro y cara demacrada. Utiliza como vestimenta un chaleco rojo con cortes en los lados y en el torso; sus pantalones parecen medusas adheridas a sus piernas y sus alas, parecidas a las de los murciélagos, poseen un aspecto medio verdoso. Sus dientes exceden el tamaño normal y sus rojos labios carnosos y un poco cobardes acompañan con delicadeza la sutileza de su cuerpo.
Cae al suelo y me mira a los ojos- ¡recuerda que la vida y la muerte terminan en el abismo en donde el dolor se une sin fin a la felicidad!-. Aún recuerdo esa voz suave, pero ronca, verdadera, pero irreal. Ya van cien años y quince días, lo extraño, y sólo lo vi una vez., con su mirada resuelta y una leve nota de cariño en la voz. Pero esto no termina aquí, ojalá sí lo hiciera, porque no aguanto más este arranque de locura que surgió de mi corazón un frío día de otoño en que nuestras vidas se vieron separadas. Bueno, y prosigo, el día veinte del mes de sheron (así se mide aquí), oí su lejana e inconfundible voz, con un frasco de vidrio echo añicos en sus delicadas manos, dijo mi nombre con sutileza y dedicación- ¡Verdad, no olvides nunca que te he odiado desde siempre, disculpa mi atrevimiento de haberte encerrado en la caja del tiempo, pero tu corazón- miró hacia abajo y una única lágrima rodó por su mejilla- está roto, lo siento- y mis penas parecieron desmoronarse en ese momento. No recuerdo cuánto tiempo estuve encerrada en ese lugar, lo que sí recuerdo, es que al salir, los autos volaban y los gatos ladraban.




¿Recuerdas la vieja historia de la bella durmiente?
Siento decepcionarte, pero nunca durmió.

Texto agregado el 28-02-2006, y leído por 178 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
23-03-2008 me parece mucha imaginación mal enfocada. o desenfocada, mejor dicho. unknown
30-04-2006 si esta oscuro como vez tus pisadas, la magia de la literatura.. trotamundos
30-03-2006 me gusto pauli..es bueno, enigmatico, desesperante..5* siteevistonomeacuerdo
 
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