Es simple… Tomarte con mis manos el cuello, que tanto te he besado y tanto te ha gustado y fuerte comenzar a apretarlo, dejar marcado cada una de las puntas de mis dedos y que te duela como fuego. Quiero lastimarte cada una de tus partes, hasta que no puedas aguantarte y desees correr para escaparte. Que sangres, como en mi sangran cada una de las marcas que dejan tus miradas, esas que cuando me alcanzan, me retrujan el alma, queman mis entrañas. Y es cuando crece en mi un sentimiento difícil de explicar… es cuando quiero levantarme del lugar que hace tiempo estoy sentada y golpearte fuerte hasta que no puedas moverte, y que lo intentes una y otra vez y no lo logres por lo mucho que te duelen los pies. Quiero que en ese momento lamentes haberme mirado. Y quiero que lamentes haberme lastimado, quiero que lamentes tus insultos, pocas veces ocultos y otras descaradamente visibles. Estoy buscando la manera que dos cuervos negros te tomen por los hombros y te lleven lejos, donde nunca mas pueda verte; donde no puedas regresar. Que grandes plantas con espinas crezcan en tu cama y nunca más te puedas levantar. Estaba pensando en empujarte de la cima en la que crees estar, esa cima que imaginas daca vez que me insultas, cada vez que abres un poco mas la grieta, sintiéndote así mas hombre. Pero volviendo a la realidad me doy cuenta que por ser como sos, la altura de la cima en la que verdaderamente estás, no te va a matar, ni siquiera te va a lastimar.