A veces la vida te da ciertos golpes de los que te parece imposible recuperarte. Un día eres feliz, crees que lo tienes todo, que posees el amor, la confianza, la relación perfecta…Y al día siguiente, te despiertas con la sensación de que estás viviendo una pesadilla de las buenas, intentas cerrar los ojos y que cuando hayas despertado todo haya pasado rápidamente.
Pero no, de eso nada, todo sigue igual, ahí, él ya no está, te ha expulsado de su vida y no quiere hablar contigo ni llamarte al teléfono para ver como estás. Haz tu vida y espero que seas feliz, es lo único que supo decirte.
Y se te cae el mundo encima, y empiezas a creer que no vas a levantar cabeza que ya nada tiene sentido, porque todo lo que soñabas era a su lado. Tantas horas maravillosas de risas, tantos años de ilusiones compartidas, todo ahora ya tirado a la basura. Y lo peor es que después de todo lo ocurrido sigo sin tenerle rencor y pienso que he perdido al hombre de mi vida. Y olvido un importante detalle, él ya no opina que tú eres el centro de su mundo, poco a poco y sin decirte nada, se ha encargado de hacerse a la idea para que cuando te diera la patada no le costase absolutamente nada. Curiosa la vida.
Pero hoy me he levantado pensando en otras cosas, he tenido un sueño de estos medio premonitorios, o algo parecido, qué se yo. Ahora me río, pero me ha dado bastante susto soñar eso. Mi pueblo tiene un excepcional castillo, precioso, y a sus pies una de las iglesias con más historia de la provincia, ya que no se sabe bien si era una antigua sinagoga, ya que tiene vestigios de todas las culturas que vivieron en la península. El caso es el siguiente, yo paseaba junto a una amiga por los bajos del castillo, y de pronto, veía una escultura de piedra con la imagen de una Virgen(suena muy raro, pero de verdad que he soñado eso) me acercaba, colocaba la escultura protegida bajo una piedra y cual era mi asombro cuando la imagen (esto ya lo deduzco yo, porque realmente la imagen no me decía nada, yo sólo actuaba en el sueño) me señalaba hacia la iglesia y bajo una pequeña reja había un hombre encerrado. Mi amiga y yo corríamos hacia él mientras aquello estaba a punto de derrumbarse (increíble, ni una película de Spilberg), levantamos la reja (vaya porque teníamos fuerza…) y dejábamos salir al hombre. “Ya estás salvada, que gesto más bonito” pensé en ese momento…¿Qué significa? No lo sé, puede que una idea para escribir una leyenda, que hay muy pocas por aquí. O tal vez, que puedo salvarme todavía, que ese hombre de la reja no era un hombre, sino que era yo, que me salvaba a mi misma de la cárcel que tanto tiempo no me había dejado desarrollarme como persona. Un poco de psicología freudiana que queda en mi interior.
Aunque esta es otra historia, cuando estudiaba en el instituto, tuve un guapo profesor, que de hecho estaba también un poco loco. Antoñito se llamaba, y se llamará, o al menos eso espero. El caso es que nos introducía en unas sesiones de hipnosis y autoconocimiento de uno mismo que, a través de tus propios sueños, te hacía darte cuenta que es lo que querías realmente. Y supongo que conservo algo de aquel psicoanálisis de juventud y que me hace ver realmente que es lo que quiero en mi insconsciente.
Pensando y pensando, muchas veces te das cuenta que en la vida las cosas ocurren por algo, que todo absolutamente todo tiene un porqué. Aunque a primeras de cambio creas es injusto, que tal y que cual. Al respecto, hay dos libros que me encantan, uno se llama Las Nueve Revelaciones hace ya bastante que lo leí, pero las coincidencias tienen mucho que ver, porque realmente te revelan cosas, solo hay q saber ver las señales, como ese alquimista de Paulo Coehlo. Y a mi, antes de pasar lo que ha pasado, me vinieron dos revelaciones: una que no entendía como aparecia de nuevo en mi vida alguien que creía que tenía ya más que olvidado, y justo al día siguiente, volvía a ver a ese amor impulsivo que me había atormentado toda mi juventud. Y me dio que pensar, pero no les hice caso. Y ahora me doy cuenta que todo aquello quizás significaba algo.
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