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EXTRAÑA FIEBRE

Dedicado a mis amigos Juan y Luis. Con una eterna sonrisa.


Su excelencia Reverendísima, D. Iluminado Graju, C.V.G.D.P.M.A. (Cuya vida guarde Dios por muchos años), a la sazón Obispo de Teruel, caminó el largo corredor de la Catedral, con paso rápido y firme, dando las últimas recomendaciones antes de partir, ese mismo medio día, hacia Calamocha, su tierra chica y pasar dos o tres días en su casa solariega de Tormos.

Se hizo preparar una carroza con un tiro de cuatro caballos. Aunque era casi primavera, hacía aún bastante frío.

Su asistenta Encarna habíase marchado hacia Valencia y la asistenta de Teruel le acompañaría. Sentía un afecto especial por Doña Nieves.

Había sus buenas 18 leguas hasta Calamocha. El camino era aceptable aunque persistían áreas nevadas y quería también pasar por la laguna de las Grullas, concretamente sobre el mismísimo camino que recorriera el Cid Campeador, cientos de años antes.

Durante el camino, Don Graju, de hablar pausado, pero firme y ameno, iba describiendo a su nueva asistente, las bondades de aquella tierra de secano, pero hermosamente bella, con contrastes de paisajes extraordinarios. En Cutanda consiguieron una hogaza de pan y un hermoso jamón de Teruel. En la misma Calamocha las alforjas se llenaron de ternera, y las botas, de cariñena de la región... vino fuerte, casi masticable.

A escasos pasos de Tormos, la laguna de las Grullas les hizo detenerse a contemplar tan delicioso paisaje. Venidas del norte, una buena cantidad de esas hermosas y esbeltas aves recalaban en el paraje agreste de la región, dando a la laguna el aspecto de un cuadro digno de los mejores pintores de la época.

Mas el diablillo de cazador inveterado de SE Graju, le hizo detenerse. Hacía tiempo que deseaba meterle mano a un pájaro de aquellos y guisarlo en chilindrón, con abundante pimiento. Su amigo D. Rodrigo, médico de la Corte le había traído de Centro América buena simiente y cultivaba hermosos y exquisitos pimientos colorados. Algo picantes, pero de un sabor extraordinario.

De forma sigilosa entró en los tules que rodeaban la laguna. Con pasmosa habilidad y, antes que se diera cuenta, le largó un manotazo a la primera grulla que zanqueaba en la ribera y, con la otra mano agarró el pescuezo de la atolondrada ave. Gran habilidad en el uso de las manos demostraba D. Iluminado, semejante a la habilidad en el masaje mamario con la Encarna.

En pocos minutos torció el cuello del gruido y, con la habilidad ya descrita, la desplumó.

Esa tarde, un chilindrón de grulla, acompañado de arroz blanco y patata asada, adornó la mesa del Obispo. A la verdad que se le daba bien el arte culinario. Ambos, SE y Nieves, degustaron aquella delicia. Esa noche, entre el frío y las gruesas mantas, soñaron en viajes extraordinarios montados en grullas y avestruces. ¿Sevilla a la distancia?

Pocos días más tarde, Don Iluminado Graju siente calofríos y malestar general. Rápidamente el cuadro empeora. Llamado su médico personal, le receta sobos y emplastes. Diagnostica un desorden gastrointestinal debido a trastornos humorales.
Pero nuestro héroe empeora...

Su ama de llaves, doña Nieves, envía mensaje urgente a Don Luis Barraus y Trafalgar, yerno del Obispo, para que busque, a como de lugar a D. Rodrigo, versado en el arte de curar fiebres y alteración de humores.

En menos de tres días, con las cabalgaduras agotadas, casi yertas, el capitán y el médico acuden al lecho del moribundo.

Sin decir palabras, Luis entra en la cocina y prepara un gazpacho andaluz con suficiente ajo, tomate, pan de hogaza y aceite de oliva como para ahogar a un regimiento. D. Rodrigo elabora unos taquitos de sábila y mondongo. En pocos minutos ambos, con sendos platos en las manos, vuelven a la vera del lecho de D. Iluminado quien, con voz mortecina y lejana masculla:

- “¿Me tengo que comer eso?”

- “No”, responde D. Rodrigo. “Primero D. Luis os pondrá una lavativa de gazpacho y luego, para cerrar, yo mismo os colocaré un supositorios de taco de sábila y mondongo. Habréis de tener presente que el gazpacho del capitán es famoso hasta en la corte del Rey Sol de Francia. Hay que utilizarlo hasta la última gota.

El Obispo, puesto de columbrón y ante la nerviosa mirada de Doña Nieves, recibe el enema de gazpacho y el colofón de tacos de sábila y mondongo. Le arden un poco las posadera, pero masculla entre dientes: “Hágase la voluntad de Dios... en mi culo”

Pasa una noche de perros, disparando vientos y ostias. Pero... milagrosamente, al alba, se siente mejor.

En menos de dos días es otro. Don Luis y D. Rodrigo han estado bebiendo cariñena del bueno y hartándose de montaditos de jamón del mejor de Teruel. Doña Nieves atiende con fruición al enfermo quien ya bastante recuperado, anhela hacer gárgaras con el vinillo que sus amigos apuran en el porrón de la iglesia.

En una semana, los tres, viajan a Tormos para un merecido reposo, con las alforjas llenas de chuletas de ovejo. Al pasar por la Laguna de las Grullas don Rodrigo, dirigiéndose al Obispo, le lanza una contundente frase:

- “Iluminado... habéis sido el primer caso de Europa de una nueva fiebre... le dicen Fiebre Aviar. Hemos descubierto un tratamiento extraordinario... enema de gazpacho y supositorios de tacos. Sois una eminencia de la ciencia. Os felicito.”

Don Iluminado Graju esbozó una sonrisa. Aún le ardían sus intimidades y el último pedo olía a ajo... pero inclinó su cabeza y su hermosa calva iluminó el paisaje... AMEN.

Texto agregado el 27-02-2006, y leído por 557 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
19-03-2006 jajaja, buenisimo troya
03-03-2006 Divertido cuento muy bien narrado que hace las delicias de quienes lo leemos. Lo has aderezado con mucha imaginación. Un saludo de SOL-O-LUNA
02-03-2006 Aún a riesgo de parecer sádica y sin sentimientos, debo manifestar que el cuento me ha gustado... al fin y al cabo don Iluminado Graju es un personaje que nada tiene que ver con la realidad... ¿o sí? jajaja!!! Qué mala gente resultaste ser, Rodrigo, qué mala gente :p /// Un abrazote ***** neus_de_juan
01-03-2006 Obviando esas tan particulares lavativas que tan bien hacen al organismo y tan mal a la piel, saludo a Rodrigo, regresando a gotas y con el mismo buen humor y picardía de siempre. Un abrazo y todos esperamos su triunfal regreso... gui
01-03-2006 Me he reído con el enema de gazpacho. Pobrecito Grajú y pobre Nieves ver que le hacían eso, jajaja. Un beso y estrellitas hilarantes. Magda gmmagdalena
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