-Señora, su tarjeta de embarque.
-Gracias.

La Sra. ZZ era el último pasajero en embarcar en el vuelo 000 con rumbo a BB, tras ella se cerraron las puertas del avión. Buscó su asiento y se acomodó tranquilamente en él. ¡Pero se había cometido un grave error, ella no podía ocupar aquel lugar!

-Azafata, por favor –Avisó en voz alta la Sra. ZZ. para que el resto del pasaje hiciera suyo el problema.
-¿Qué sucede, le puedo ayudar en algo? –Preguntó solícita la azafata.
-No ve el tremendo error que se ha cometido.

La azafata miró de un lado a otro sin darse cuenta cuál era el craso error que tanto alteraba a la Sra. ZZ.

-No entiendo Sra.
-Como comprenderá no voy a realizar el viaje al lado de esto –La Sra. ZZ hizo un gesto a la azafata para que mirase al pasajero de su izquierda.
-Comprendo –Asintió la azafata-, trataremos de solucionarlo. Hablaré con el comandante.

A lo que la Sra. ZZ había llamado esto era el Sr. XX, un negro que leía con interés un libro de bolsillo haciendo caso omiso a los comentarios y quejas de la Sra. ZZ respecto a su persona.

La Sra. ZZ continuaba alterada; no sabía si dar la espalda al Sr. XX con el peligro que eso conllevaba, por que si al Sr. XX, nada más lejos de la intención éste, osaba rozarle, tendría que amputarse la parte de su cuerpo dañada. Pero, por otro lado, si no le quitaba le vista de encima se podrían secar sus bellos ojos, quemarse sus pestañas y quedar ciega para siempre.

Por suerte para la Sra. ZZ la azafata no se hizo rogar en su retorno.

-He hablado con el comandante. Lamenta el error cometido por la compañía y en su nombre va a hacer una excepción. Teniendo en cuenta que tanto la clase turista como la de negocios están completas; queda una sola plaza libre en primera clase. Dando toda la razón a la señora, porque en verdad que es insoportable realizar un viaje al lado de gente tan indeseable. –Transmitió las palabras del comandante a la Sra ZZ. Y continuó ofreciendo su mano derecha. –Le ruego que me acompañe.

El Sr. XX cerró su libro, recogió su equipaje de mano y se dejó acompañar por la azafata a su nueva ubicación en primera clase del avión.