¡LINCHAMIENTO!
El supuestamente heroico, pero en realidad inmundo y olvidado municipio de Nalgatepec, fue escenario de un singular linchamiento, cuando lugareños de esa entidad, ávidos de sangre y entretenimiento violento (mas bien, borrachos y aburridos), dieron cruel muerte a un inocente viejecito que al confundirlo con el muñeco del año viejo, masacraron hasta dejarlo hecho... cenizas (eso por no usar otro termino más escatológico y por ende mas acorde con el resultado de la agresión).
Así es querido lector, armados con tridentes, motosierras, taladros, los clásicos machetes, cubiertos, celulares y yoyos, los habitantes de ese oligofrénico pueblo globero alrededor de las 11:30 de la noche del 31 de diciembre, se reunieron en la plaza del lugar con el objeto de ir a quemar el acostumbrado muñeco del año viejo, el cual según algunos curiosos e irremediables metiches, el cura de la parroquia le traía harta tirria -por que según el- se le quedaba viendo feo.
Sin embargo no contaban con la astucia de Don Mike, folclórico teporocho de la región (Alias Don Tomate, ya que siempre estaba rojo, no de calor, sino de ebrio) quien habiendo ingerido, previamente, dos litros de caña con agua raz, tres cahuamas, una copita de trapo y su infaltable churrototote de mota, salió de la cantina en donde se encontraba con destino la plaza de la comunidad, argumentando querer unirse a la citada celebración –según afirmaron ex compañeros de juerga y demás decentes parroquianos que ocasionalmente lo vieron, pero que aclaran tajantemente no tener nada que ver con el susodicho ni frecuentar dicha cantina, es mas declararon ni siquiera ser de ahí.
Fue así, que mientras el cura aburría al respetable en la plaza, con su discurso anual de fin de año (que esta ves abordaba el tema de el mal de ojo en el umbral de la globalización y sus consecuencias) Don Mike llegaba echando bulla e improperios al que se le atravesara, propiciando que las autoridades lo callaran y las ñoras del lugar no lo bajaran de viejo escandaloso y borracho.
Ofendido por los comentarios, Don Mike, se fue a esperar a un lado de donde estaba el muñeco, aprovechando el obligatorio paréntesis para vomitar un buen rato y echarse una apestosísima firma. Como el cura iba para largo con su ridícula diatriba contra los que se le quedaban viendo feo, el también proxeneta de perros callejeros Don Tomate, comenzó a sentir sueño y cruda, ocasionando que el borrachito quitara al muñeco de su mecedora y tomara su lugar para echarse una siestecita, hecho del cual, solo el mudo del pueblo se percato. Este ultimo, desesperado por que el reloj ya marcaba las 12:30, se encabrono y se fue sin decir nada como era su costumbre.
Ante los silbidos y bostezos de la muchedumbre, el cura decidió dar por concluido su invectiva somnífera, no sin antes maldecir a todos y a cada uno de los pueblerinos por los mugres cuatro pesos, dos dientes y una baraja porno que había en la charola de las limosnas. Acto seguido y como si fuera concierto de Rammnstein, un sentimiento pirómano se apodero de la turba, ya que todos, aparte de los utensilios punzó cortantes que llevaban, se hicieron de antorchas y garrafas de gasolina para entrarle duro y con pasión al supuesto muñeco, el cual según los niños que asistieron por primera vez y tiernamente agitaban sus encendedores y cajitas de cerillos: ¡ardió bien chido!.
Todo mundo felicitaba a Doña Lapa (de apellido Nocha) por el excelente trabajo al hacer el viejito, ya que había dejado anonadados a los presentes los atemorizantes gritos de dolor que daba el muñeco cuando lo atravesaba un machete o una lanza. Las únicas quejas fueron por la rapidez con que se prendió el monigote, cosa que después, los médicos forenses aclararon con hipótesis al recibir la lista que lo que el difunto Don Mike se había tomado antes de la tragedia y exclamaron sorprendidos que era curioso que no le hayan explotado las vísceras o el trasero al fumarse un cigarro después de todo lo que ingirió.
Fue hasta el 2 de enero (el primero de enero todavía andaban eufóricos quemando llantas y coches) que haciendo la limpieza se encontraron el muñeco, el cual con gusto todos se volvieron a reunir para incendiarlo con jubilo, y ya por ahí del cuatro de enero fue que cayeron en cuenta de lo ocurrido, cosa que a nadie le importo por que a Don Mike nadie lo quería excepto su proveedor de Charanda y el cura del pueblo, según el cual -las lenguas viperinas y los huelemoles de siempre- tenían que ver. Finalmente no habiendo nadie que reclame por la perdida y nadie a quien le interese lo ocurrido, se le echo la culpa al mudo por no decir nada antes del siniestro, total ni modo que diga que el no fue.
Reporto –algo chamuscado- Hansel Toscano Ruiseñor
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