- ¿Cómo que no lo tienes?, se suponía que ya debía estar en tu poder. –le gritaba una voz ronca desde la oscuridad de su alcoba al diminuto hombre de ojos azules que muy asustado trataba de explicar lo inexplicable
- Señor, el par de inútiles que contraté no terminaron el trabajo...
- No me interesa, eso te pasa por no hacer tú mismo lo que te encomendé.
- Disculpe señor de los señores, le aseguro que antes del amanecer estará en sus manos...
- Más te vale, o de lo contrario tú ya sabes lo que te pude ocurrir, con el rey de las tinieblas no se juega.
- Si señor, disculpe de nuevo, señor. –en ese instante, la habitación se volvió a llenar de luz y el pequeño hombre se recostó en su cama a pensar en como salir de algo tan difícil...