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el negocio del amor

Debo aclarar que no me refiero al acto por el cual algunas personas ofrecen sus servicios sexuales en busca de una retribución monetaria. Me refiero al Amor en general, y sé que si los Románticos Empedernidos leyeran esta reflexión, me crucificarían en el acto, o calificarían la misma como herejía. Pero hace tiempo que le vengo dando vueltas a la idea y la verdad es que mientras más lo pienso y reflexiono, más me parece que el amor es un negocio. Uno en el que no se intercambian bienes materiales o dinero, pero sí, desde el principio hasta el final, se aplican las reglas de la economía casi a la perfección. Empezando por el hecho que nadie se enamora de su imagen, excepto Narciso. Siempre nos enamoramos de quien de una u otra forma nos complementa y llena nuestro interior. En otras palabras, al enamorarnos buscamos en la otra persona, lo que no tenemos. Todo el que va al supermercado a comprar, lo hace buscando lo que no tiene en su despensa. Nunca verá a alguien comprando 5 docenas de tomates porque en su casa ya tiene 10. En las primeras etapas del amor, tan pronto se establece el hecho de que alguien nos atrae, se inicia una danza en la cual tratamos de convencer a la persona objeto de nuestro enamoramiento (el “comprador”), de que somos su mejor opción. Las flores, las salidas al cine, las cenas en hermosos restaurantes a la orilla del mar, etc. Todo eso no es más que nuestra publicidad, la demostración de nuestro producto. Tratamos de lograr que esa persona se dé cuenta que estamos ahí, que queremos ser parte de su vida, que tenemos Valor, y que su vida sería mejor si incluye la nuestra. ¿Le recuerda o no una campaña publicitaria? Nótese el parecido a esos comerciales de TV donde un producto parece ser la solución a todos nuestros problemas…. Una vez la persona objeto de nuestra atracción cae en cuenta de que nos gusta, de nuestra “propuesta de negocios”, somos juzgados y calificados en términos de lo que esa persona ya tiene, lo que le falta y lo que en su juicio podríamos ofrecerle. Es aquí donde la buena publicidad, la estrategia y el buen manejo nos pueden ayudar o hundirnos. Si insistimos demasiado y lucimos desesperados, necesitados de vender nuestro producto, el interés del “comprador” disminuye, pues a mayor Oferta, el precio del bien disminuye. Y es que esta ley de la Oferta y la Demanda se aplica casi universalmente, desde los negocios hasta el amor y la amistad. Las personas siempre desearán con más fervor aquello que no tienen o no pueden tener, lo exótico, lo que parece inalcanzable, aquello que una vez obtenido las diferenciará de la muchedumbre. Sea eso un carro, un apartamento lujoso, un excelente amigo, una hermosa novia, etc., etc., etc. Volviendo al tema, mientras más nos ofertemos a nuestro comprador, menor será nuestro “valor” subjetivo. El truco obviamente consiste en presentar nuestra oferta sin caer en la tentación de saturar tratando de acelerar el “proceso de negociación”.

Texto agregado el 24-02-2006, y leído por 155 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
31-05-2007 Yo pienso que la reflexión es interesante y original, y tiene mucho de cierto en que en la "conquista" de la otra persona, aquella a quien queremos conquistar (con independencia que la amemos o no) debemos vendernos, sí, tal como lo decís, como un producto. Y, es verdad también, que de a cuerdo con que de una correcta elección de las virtudes (nuestras virtudes) que promocionamos y ofrecemos, va a depender nuestro éxito en la campaña emprendida. Si la mujer objeto quería seguridad y optamos, en vez de mostrarnos seguros, en presentarnos sensibles e inestables, vamos a fracasar. En lo que no estoy de acuerdo es en que, por esta reflexión se pueda concluir que el amor es un negocio, ni mucho menos que cada vez que intentamos conquistar un amor, nos vendemos conforme con lo que la otra persona quiere escuchar. Si yo soy seguro, me muestro seguro con independencia de lo que la otra persona quiera ver, y soy sensible, me muestro tal como soy, también sin importar el resultado de la conquista. Si fracasé, consideraré que yo no era para esa mujer o que esa mujer no era para mi. Son las reglas del amor, y también las de la seducción. Tampoco comparto en que las buenas parejas sean las que se complementan, donde uno aporta lo que el otro no puede aportar. Puede ser que tales parejas sean convenientes, en términos de eficiencia, pero no sé si son las que más se aman, ni tampoco tal circunstancia garantiza el éxito, aún más, te diría que, seguramente, tienen muchas posiblidades de fracasar. Salvo que, efectivamente esas parejas, vean al amor, y a la vida, toda, en su integridad, como un negocio. De toda formas, para concluir, te dejo mis estrellas por la creatividad y por invitar a la reflexión con un tema que lo merece. tatuadodemar
25-05-2007 Interesante tu texto, solo una acotación podría hacerte, el amor no es un negocio, el negocio es una metáfora del amor. La explicación es a la inversa, porque primero aparece la atracción entre pareja, y luego haciendo una situación análoga se crea la construcción mental del negocio, pero que por cierto el amor al que te refieres, es al amor pasión, no a todas las dimensiones que son bastantes. un saludo y gracias por tu texto MAndril
11-03-2006 Amigo. veo que nadie te ha comentado, y lo siento por ellos, porque no saben lo que se pierden. Tu analogía del amor con un intercambio económico se me hace más que interesante, muy ingenioso y muy bien escrito. Con profundidad y suficiente sustento lógico. Excelente! Pero hay amores que caen fuera de los parámetros que señalas. Por ejemplo el del profesional que deja la comodidad de su casa y de su tierra y se va a paises inhóspitos o incluso hostiles para ayudar a los demás. El de la enfermera que gasta sus días y sus noches en atender a gente que no conoce en hospitales de mala muerte, y lo hace yendo más allá de lo que sus obligaciones laborales le exigen... Dice por ahi un autor -soy psicólogo- que incluso en esos casos se busca una satisfacción egoista y en ningún caso se trata de un acto puramente altruista y desinteresado. Yo no lo pienso asi, ni soy tan radical en esa valoración. Creo que si, que existe el amor desinteresado. En todo caso, eso está sujeto a discusión, y perfectamente podrías abrir un foro sobre el tema. (Existe el amor desinteresado?) Te felicito. Te continuaré leyendo. zepol
 
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