La obra que escribí para este ejercicio, después de varios meses inactivo con las letras, se llama “Confesiones de la Gaviota”.
Los ejercicios que he realizado para este taller pretenden ser pasos forzados a tratar de crear algo novedoso, algo simple que me de una buena la idea para poder hacer una obra un poco más refinada que luego atesoro en espera de una publicación formal donde pueda proteger mi propiedad intelectual. Consecuente con esto, para este cuento hice un experimento, que pese a lo simple que pueda parecer, para mí resultó ser novedoso: co-escribir un relato. La técnica fue sencilla, conseguir una amiga que deseara trabajar la idea del tema (un crimen perfecto) y en una hoja ir escribiendo una línea ella, y una línea yo. No nos pusimos de acuerdo, simplemente lo escribimos. El borrador original tenía un loro y un final más final que el aquí publicado, sin embargo, antes de subir el texto al taller, ambos quedamos conformes como para ser sometidos a la crítica siempre sincera, amable y amena que mis colegas hacen. Me extendí mucho y es todo lo que puedo decir sobre el texto.
En relación al atentado, no pretendía entrar en disputas que los involucren a Ustedes, no obstante, sin mucho andar, el autor del mismo ya ha tomado mi carnada y ya tenemos luces de quien está detrás de esto. La mayoría de Ustedes los conozco así que les pido disculpas por mis métodos poco ortodoxos de obtener información, pero aparentemente, están siendo fructíferos: no descansaré hasta hacerlo pasar por la quilla o azotarlo en la plaza de armas de Talca al susodicho autor del desastre.
Saludos a todos,
Adrián Leiva C.
24/02/06
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