1.00 a.m.: Prendo mi PC y te busco en el Chat. Es que fue así como te conocí: en el Chat. Y sólo conociéndote por este medio creo que estoy sintiendo algo dentro de mí. Algo nuevo que me esta generando sensaciones de las más raras pero de las más gratas al mismo tiempo.
Mi estado en el Chat: No conectado. Buscó disimular tanta ansiedad y espero que vos te conectes. Y ahí estás. Apareces en el Chat pero no sabes que yo estoy ahí, escondida en mi estado de “No Conexión”. Dejo pasar al menos quince minutos antes de cambiar mi estado a “Conectado”, para disimular lo que en realidad estuve haciendo durante un largo rato: esperarte ansiosamente.
Ya no puedo esperar más. Tan sólo pasaron 10 minutos desde que te veo ahí, y me invade la idea de que si no ves que llego ya te vas a ir. Entonces, aparezco en escena.
1.10 a.m.: “Toc toc” dice tu primer mensaje; como preguntando si hay alguien. Espero unos segundos para no mostrar que estaba exclusivamente esperando que me hables. Pregunto: “¿Quién es?”. Me contestas “Yo, “F”… ¿Cómo andas, bonita?”. Desde ese instante empiezo a llenarme de vergüenza. Desde ese instante en que me estas llamando de esa manera. Espero ansiosa a que me permitas verte por la cámara Web, cosa que yo no te puedo ofrecer porque no tengo. Antes que termine de pensar en cuanto vas a tardar para mandarme la invitación, ahí está: “ “F” te está invitando a iniciar el envío de imágenes a través de cámara Web. ¿Desea aceptar o cancelar la invitación?”. Acepto. Aparece tu imagen en el monitor. Puedo verte la cara, el cuello, los hombros, y apenas el torso desnudo. Observo con detenimiento tus ojos, que más allá de ser unos impresionantes faroles azules son unos ojos llenos de ternura. Y observo con mayor atención cada uno de tus gestos. Comenzamos a hablar.
Hablamos de todo un poco.
3.00 a.m.: Los halagos comienzan a invadir la conversación. De repente, veo que tus labios se acercan a la cámara y… y me quedo mirando esa boca que me esta ofreciendo un dulce beso… veo tus labios humedecidos que ofrecen ese brillo tan particular… dejas entrever tu lengua entre los dientes, y terminas por sonreír llevando tu cabeza hacia atrás de nuevo. Y yo ahí… paralizada. Tan solo mirando la pantalla. Sintiéndome llena de una sensación que me recorre de punta a punta. Una mezcla de nervios, vergüenza, timidez y “gracias” que me dejan sin palabras. Muda.
Comienzas a relatarme lo que te gustaría hacer en este momento, inspirándote tan solo en la foto que te envié la semana pasada, donde me veo sentada en una silla, en esta misma silla, frente a la PC, con mi remera negra levantada para que puedas observar el “piercing” en mi ombligo y dejando entrever un pedacito minúsculo de mis caderas donde apenas se puede notar que llevo puesta una bombacha blanca.
Te veo a través de la cámara concentrado y escribiendo… describiendo con lujo de detalles lo que quisieras hacer en este momento conmigo: “Imagínate que estoy ahí frente a la silla de la computadora. En frente tuyo. Mirándote. Me agacho para comenzar a besarte las piernas. Voy ascendiendo hasta los muslos, las caderas hasta llegar a tu ombligo. Muerdo tu “piercing”… despacio… como queriendo arrancarlo pero sin intención de hacerlo en realidad. Voy ascendiendo por entre tus pechos hasta llegar a tu cuello. Beso todo tu cuello de lado a lado y me dirijo a tu boca. Te miro a los ojos mientras voy tomando tu cuerpo… comienzo a besarte los labios. Y de un momento a otro somos una sola persona… “. Y seguís escribiendo y describiendo una situación que se vuelve fantasía en mi imaginación. Mi cuerpo comienza a transpirar y mi respiración se agita de tan solo pensar que la fantasía puede volverse realidad en algún momento. Cientos de vibraciones me atraviesan desde la punta de los pies hasta la punta de mis cabellos. Me invade una sensación extraña llena de placer. Y quedo muda nuevamente.
5.00 a.m.: Me decís “Quiero verte”. Te digo que también deseo lo mismo. Sabemos que nos separan 72 kilómetros de distancia. Acordamos el día, la hora. Soy yo la que viajará para encontrarte el fin de semana.
6.00 a.m.: Me despido con un “te quiero” pensando en como haré para dormir después de todo. "Nos encontramos acá, mañana a la madrugada, como siempre" me decís. "Bien, nos vemos... un beso" te contesto. Cierro el Chat. Apago la PC. Voy a mi cama pensando en vos. Pensando en lo que me está pasando con vos. Pensando en todo lo que me haces sentir…
6.10 a.m.: No me puedo dormir. Es que estoy pensando… pensando en como miraré a la cara, mañana por la mañana, a quién hoy está a mi lado.
|