- Martines, atienda a la víctima y llame a una ambulancia, Gutiérrez y yo seguiremos a esos desgraciados.
Hoy parecía ser un día normal, pero en este trabajo lo menos que se puede esperar es normalidad.
- ¡Detente pendejo!.
A veces, cuando participo en una persecución, pienso en lo que puede ocurrir cuando atrape al delincuente y preferiría no atraparlo, pero pienso en mi hermano Manuel y corro con más fuerzas. Hoy, a medida que corro, siento que me hago más viejo y la lluvia no me hace el trabajo más fácil, el delincuente corre y se pierde entre las calles…