De bruces se fue a tierra el soldado en los humedales de la batalla junto a su caballo que llamaba "Diamante"...y aún cayendo pesadamente al concreto su entereza de hombre no se vio mermada. Supo levantarse de inmediato a pesar de los fuertes golpes recibidos. Hombre y bestia, caballo y jinete se pusieron de pie y juntos esperaron cobijados por una muralla a que los encapuchados gastaran todas sus municiones.
Se retiraron luego del lugar, caballo y hombre, con sus heridas sangrantes a las faldas del monte donde un hospital estaba construido. Cuando el soldado descansaba y había sido curado ya, su conciencia se perdió en un largo sueño aclaratorio, y fue a través de este sueño como se enteró que en el cuarto contiguo del hospital estaba naciendo un varón que se llamaría Carlos, como él.
Esa misma noche en que el soldado soñó lo que acontecía, en las pesebreras estaba Diamante, el caballo, quien vio con sus ojos de potro viejo a "Cleopatra", yegua azabache, dando a luz una hermosa cría de alazán.