Conforme caes al precipicio, el suelo se mueve a tu misma velocidad y nunca logras caer. Llevas más de diez minutos en esa extraña situación, que si bien puede ser mala, puede ser buena. Pero lo más seguro es que sea mala.
Ya quieres regresar a casa, pero es muy difícil saber como, pues llevas diez minutos de caída libre y es insospechable la velocidad que haz alcanzado. Si lo vemos desde el punto de vista de querer vivir, pues es bueno que el suelo también se vaya haciendo para abajo a tu ritmo, pero si lo vemos desde otro punto de vista, si el suelo dejara de avanzar hacia abajo, pues te estrellarías mucho más fuerte que si lo hubieras hecho naturalmente a una altura de ocho metros, donde no alcanzas tanta aceleración. Otra puede ser que simple y sencillamente lo que ha venido pasando durante estos últimos diez minutos, ahora once, pueda suceder durante el resto de tu vida, que bien podría terminar más pronto de lo que pensamos, si tomamos en cuenta que la velocidad sigue creciendo y tu piel ya empieza a desprenderse de tu cuerpo.
La mejor sería que el suelo empezara a reducir la velocidad paulatinamente hasta encontrar tu cuerpo con delicadeza y después se frenara, para dejarte libre a no se cuantos metros bajo el nivel del mar, pero en tierra firme.
Veamos que pasa. Espero de corazón que suceda algo bueno. La verdad no me gustaría verte morir de esa manera tan extraña, aunque tan malo no sería, si tomamos en cuenta que nunca se ha sabido de un caso de esta naturaleza en la historia de la humanidad y como yo estoy de testigo presenciando todo esto pues podría aportarlo.
¡Espera!, ¿Cómo es que sigo viendo todo esto?, parece ilógoico. A estado todo esto tan interesante que ni siquiera me he puesto a ver en que posición me encuentro yo. Parece que vamos juntos, hermano.
Si… Eso es… No parece, ¡vAmos juntos! Y ya me están dando ganas de regresar a casa. |