Estaba sentado en un pub cerca del cerro santa Lucia, si… lo recuerdo bien, era de tarde, quizás las siete u ocho, una tarde muy agradable, era la primera vez que visitaba este lugar. En si este barrio tenia un toque muy europeo, lo que hace que una gran parte de los turistas recorran el lugar. Estaba tomando cerveza con una amiga, era una paceña, muy rica por cierto, fue entonces cuando me percate de la gran cantidad de personas que caminaban cerca de donde nos encontrábamos, fue cuando “Gaby”, si Gaby creo que es un buen nombre para ella, decidió inventar historias sobre la gente que pasaba cerca, pero, debían cumplir con solo un requisito, ir solos. Ella me dijo: “dale, comienza tu”.
Un hombre alto, joven, muy bien vestido con un terno color marengo “Cristian Dior”, de un diseñador francés si no me equivoco, llevaba zapatos negros, de cuero entero, lo supe por el clásico sonido del cuero endurecido al golpear con el suelo, no pude reconocer la marca, usaba un peinado clásico de los 80’ con las patillas largas y sin barba. El sujeto caminaba algo apurado, supe de inmediato que iba atrasado a una cita, pero algo me llamo la atención, llevaba un maletín de metal, como en los que suelen guardad grandes cantidades de dinero y necesitan mas que una simple llave para abrir, entonces se me ocurrió que andaba en algo “turbio”, claro por eso miraba con frecuencia hacia atrás, tratando de ver si alguien lo seguía, algo así como un subordinado del “padrino” estuviese acechándolo. Hasta este punto todo iba bien, Gaby reía con los comentarios que hacia sobre el hombre bien vestido, además hacia una que otra acotación que hacia la historia mas interesante aún. El “mister” este se detuvo y miro nuevamente a su alrededor, si definitivamente busca algo, pero ¿Qué?, repentina mente llegaron otros hombres, todos vestidos igual o mejor que el primero, todos con maletines, pero no del mismo tipo y tamaño. Hubo un silencio por un momento, en el que ni Gaby ni yo hablamos, cuando los hombres empezaron a abrir sus maletines, no pude ver en un principio que contenían las maletas ya abiertas. Fue cuando mire la cara de Gaby, para tratar de hacerle una seña de “di algo no te quedes callada”, que escuche un sonido muy dulce, claro!! Eran músicos una banda completa compuesta por violines, violonchelos, flautas traversas, y voces a capela. Después de lo sucedido Gaby y yo rompimos en carcajadas, después de un intercambio de risas volvimos a lo nuestro. Encendí un cigarro, uno muy bueno por lo que recuero… era un Camel Premium de Argentina y nos dispusimos a seguir en nuestra platica. |