Inicio / Cuenteros Locales / gui / La mutilación del delincuente
Ojo por ojo, diente por diente. La ley era clara: por cada delito cometido, se le cortaría alguna parte de su cuerpo. Pero él no cejaba y continuaba delinquiendo. Renqueando, casi, ciego, ahora sin brazos, medio torso, no había caso, el delito lo llevaba en la sangre. Años más tarde, el delincuente era, literalmente, el cerebro de una peligrosa asociación del crimen y ya no se podía hacer nada contra eso…
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Texto agregado el 23-02-2006, y leído por 376
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